Vivir mejor: Las claves para superar lo que no te deja respirar.
Identificar como le afectan las externalidades negativas y su forma de gestionarlas, es la clave para sacar al coachee del pesimismo ilusorio; de esa situación, que le lleva a pensar que lo sucesos negativos le ocurren con mayor intensidad y con más frecuencia, que al resto de las personas, en la misma medida descubre, que los acontecimientos positivos, son más escasos y menos frecuentes. Este círculo vicioso crea personas indefensas, inseguras e infelices.
En nuestra dinámica diaria estamos interactuando continuamente con otras personas del ámbito laboral, social o familiar. Nosotros tenemos control sobre nuestros actos, en cambio no podemos evitar que determinadas actuaciones negativas de los demás acontezcan y nos perjudiquen.
En este escenario, es vital la labor del coach, quien a base de buenas preguntas, ésas que son como descargas eléctricas, de las que hacen pensar, ayudan, en primer lugar a buscar los recursos necesarios y en segundo a ponerlos en práctica, por medio de un plan de acción, sencillo e inmediato, en el que los resultados van a ser visibles en un periodo de tiempo muy corto.
La misión del coach es la de activar los mecanismos de defensa y de control, que posee el coachee, para protegerse de las mismas. Hay que tener en cuenta, que las externalidades negativas influyen en nuestra programación mental y por tanto, en nuestra forma de percibir la realidad, en nuestra satisfacción y en nuestro bienestar.
El punto de partida, es el de buscar situaciones concretas, en las que el coachee, nos irá detallando con precisión la situación o acontecimiento. A modo de presente continuo, mediante un discurso cooperativo, el coach, realizará, las preguntas oportunas, para que afloren los escenarios, con sus diversos matices.
Una vez identificada esa externalidad, es el momento de crear el dilema, es decir, darle o no darle importancia, a modo de costes-beneficios. Teniendo en cuenta, que sobre lo que nos dicen, y en parte sobre lo que nos hacen, nosotros seguimos siendo responsables de darle o no darle entrada en nuestra mente. Los dueños de las puertas de acceso somos cada uno de nosotros.
Las preguntas clave son:
- ¿Qué te lleva a verlo de esa forma?
- ¿Qué ganas con esa posición?
- ¿Y si no fuera así?
- ¿A quién beneficias o a quién perjudicas con esa forma de actuar?
Este es el momento, en el que coachee tenga en cuenta otras perspectivas y nuevas suposiciones, es decir un mayor número de alternativas para interpretar la realidad.
Un segundo paso muy importante, a trabajar con el coachee, es el de determinar el grado de intensidad o de importancia que debe de darle a cada una de esas externalidades.
Es fundamental ayudarle a medir en cada una de las situaciones, en ese escenario, las buenas preguntas son:
- ¿En qué medida te afecta, de 0 a 10, cuánto es?
- ¿Qué te lleva a valorarlo tan alto?
- ¿Qué te impide valorarlo de forma diferente?
- ¿Qué tiene que acontecer para que no te afecte con tanta intensidad?
A estas alturas del proceso, el coachee, debe de darse cuenta de los dos poderes que lleva acumulados, es decir, darle permiso de entrada, y determinar la intensidad o grado de importancia de la misma. En una escala de 0 a 100, con un intervalo de 0,01 tenemos 10.000 posibilidades de variación.
El tercer paso, es el de afianzar, que sigue siendo el dueño de permanecer con esa carga negativa, si decidió darle entrada con una mayor o menor carga de intensidad.Las buenas preguntas son:
- ¿Cuánto tiempo quieres permanecer con esa sensación o ese pensamiento?
- ¿En qué te beneficia tenerle como rehén?
- ¿Cuándo te estás ocupando de él, que temas estás desatendiendo?
La buena reflexión y el sentido práctico, tiene que llevar al coachee, que a pesar de darle entrada, graduar su incidencia, sigue siendo dueño de decidir el tiempo que quier e permanecer con esa carga negativa. Cada persona tiene el poder de establecer el plazo que le quiere tener como inquilino en su propia casa.
Es verdad que a veces el destino puede barajar nuestras cartas, pero cada uno de nosotros tenemos la libertad para jugarlas de una forma o de otra, esa es la gran virtud de poder cambiar los resultados, en este cambio, vuelve a ser fundamental la labor de un buen coach.
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