Resumen: Los tres cerebros del equipo: instinto, cerebro social e intuición.
Por Daniel Álvarez Lamas. Revisado por Paula Rey, Carmen Baldominos y por Andrea Caride, Ana Carreiras, María Sáenz y Gisela Mato.
Dibujo de Belén Ventín.
Basado en el artículo del mismo nombre publicado en octubre 2016 en la prestigiosa revista rusa especializada en coaching FirstGull.
Abstract
Liderar una organización orientándose a crear equipos para que estos sean el perfecto entorno para el desarrollo del talento.
Motivar a las personas en el día a día es una función del equipo, no del director de RR.HH. o del Director General. El equipo es el entorno natural en que el ser humano consigue la motivación y su mejor versión ¿Por qué no tomarlo como foco o unidad de la gestión del talento?
No puedes inspirar a cada persona de la organización cada día. No puedes inspirar a toda la organización como un todo cada día.
La forma habitual de gestionar una organización es la de asignar un líder a cada grupo de personas de forma piramidal. Este líder actúa como delegado del director general y trata de conseguir motivarles y hacer rendir a estas personas, habitualmente más individualmente que como equipo. Esto es igualmente menos eficaz que conseguir que el propio equipo genere ese entorno de motivación y rendimiento. El líder tiene un papel en el equipo, pero no como un “patrón”, sino como dinamizador del crecimiento de éste.
Esta forma de gestionar a las personas a través del equipo tiene otra ventaja: al tiempo que se motivan y capacitan, el equipo integra la labor y capacidades de sus componentes.
El equipo es la unidad natural a liderar en una organización.
Los tres cerebros del equipo:
Imagina tres equipos distintos, cada uno con uno de estos tipos de motivación:
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Un equipo que lucha por su supervivencia.
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Otro que afronta un retoque les hace sentirse unidos como equipo.
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Otro equipo en el que todos sus componentes crecen con su trabajo en equipo y se saca de ellos su mejor versión.
¿Cuál trabajará con más empeño?, ¿Cuál de los tres será más eficaz?, ¿Cuál conseguirá las mejores soluciones?
En este artículo explicamos cómo trabajar con los distintos tipos de motivación del equipo y en qué orden. Hacerlo bien determina la capacidad de crear soluciones de ese equipo. La adecuada motivación del equipo determina su inteligencia, que podemos llamar inteligencia colectiva.
Este artículo analiza la vida del equipo y cómo puede ser gestionado por un/a líder o un/a coach. Partimos de estos cinco principios:
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Igual que las personas, el equipo puede pensar soluciones desde diferentes niveles. Cuando nace un nuevo cerebro del equipo, aumenta su capacidad de generar soluciones.
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Una cuestión clave para dirigir o hacer coaching a equipos es conocer las distintas fases del equipo. A partir de cada fase, nace un nuevo cerebro: instinto, cerebro social e intuición.
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Cada fase o nuevo cerebro implica un mayor nivel de creatividad.
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Cada nueva fase del equipo provoca un tipo distinto de motivación. Ese distinto “motor”, genera una mejor «capacidad de pensar en equipo».
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Esto implica que pensar y sentir son dos aspectos plenamente interrelacionados, en la inteligencia colectiva. Podríamos decir que el sentimiento es la semilla del pensamiento, de tal forma que en función de cómo es la semilla-sentimiento del equipo, nacerá el pensamiento colectivo.
De este análisis se desprende que:
El tipo de motivación del equipo genera una determinada capacidad de sentir, pensar y comportarse juntos, que denominamos cerebros del equipo.
Figura 1. Igual que la flor emerge de las raíces y el tallo, los tres cerebros del equipo crecen de forma integrada, uno tras otro, hasta alcanzar la intuición colectiva.
Veremos cómo el crecimiento de esta capacidad de sentir, pensar y comportarse juntos del equipo pasa por tres etapas, en cada una de las cuales se genera un nuevo cerebro del equipo:
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Instinto: reacción grupal instintiva de las personas como animales sociales.
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Cerebro social: creación de normas y de la identidad o espíritu de pertenencia. Hay normas, pero también alma dentro del cerebro social.
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Intuición: las intuiciones de los componentes del equipo nacen de una comprensión común de las necesidades del equipo. Las sinergias nacen en cada uno de forma intuitiva. Se podría decir que en cada persona nace la intuición colectiva. Éste sucede en el equipo de alto rendimiento.
En este artículo se muestra cómo cada cerebro más evolucionado integra al anterior.
Las organizaciones, y en particular sus departamentos de RRHH, tienen una mejor alternativa a la tradicional manera de pensar en la motivación de las personas. Habitualmente, la empresa se pregunta cómo motivar y aprovechar al máximo la capacidad de sus trabajadores como individuos. En este artículo proponemos que se puede gestionar el máximo rendimiento individual de forma más sencilla, a través de las estrategias de motivación de los equipos como si fueran las unidades a gestionar en vez de los individuos. Ésta es la idea que hay detrás del concepto de organizaciones vivas.