Conciencia: el coaching contado por un psicólogo
Por: Wenceslao Fuentes López.
En un primer momento, cuando conoces la palabra coaching y su significado, resuenan las palabras “presente” y “futuro”. Es decir, el coaching trata de explorar el presente para diseñar el futuro (O´Connor, J. & Lages, A.); para ello utiliza el planteamiento de objetivos concretos que nos ayudan a generar una proyección de hacia donde nos queremos dirigir, y siguiendo un proceso de coaching, esos objetivos están alineados con unos valores fundamentales, que rigen nuestra motivación y pasión por conseguirlos.
Hablamos de objetivos y valores, sin embargo, para generar esos objetivos se requiere de un proceso de reflexión con uno/a mismo/a. Y para la reflexión es necesario “pararse”, y como sabemos, esto parece misión imposible para nuestra rutina diaria, pues tenemos obligaciones, prioridades, compromisos, responsabilidades,… muchas de ellas con los demás. En este sentido, he aquí una pregunta clave ¿y tu responsabilidad contigo/a mismo/a? Si no estás bien tú, no estarás bien con los demás.
Nos es casual, que muchas disciplinas como la psicología o el coaching tengan tanto auge en una época en la que no nos permitimos “parar”. Tomar las riendas de tu vida requiere de ello, y en esa reflexión se gestan los pensamientos, sentimientos y la actitudes necesarias que harán diseñar el futuro que deseas. Una de las herramientas fundamentales es aprender a realizarse las preguntas adecuadas para generar las respuestas deseadas. Muchas veces ligeros errores en la información de las preguntas resultan en graves errores en las respuestas que siguen.
La reflexión va unida a dos palabras “tomar conciencia”, de quiénes somos, qué queremos y a dónde nos queremos dirigir. Esa conciencia de uno/a mismo/a requiere de tranquilidad, paciencia y de una pausa que disponga a la persona a un estado emocional positivo. Para ello, una de las maneras que nos puede ayudar a conseguir ese estado, es adquirir un hábito de meditación por las mañanas, diez minutos de serenidad y de “estar con uno/a mismo/a” nos facilitan el empezar un día con la energía y entusiasmo de un niño con un juguete en las manos. Esto es un ejemplo, como se dice cada maestro tiene su “librillo”. Encuentra el tuyo.
Como dice el gran filósofo William James, entender la conciencia como la atención, que no es un modo de conocer, sino una ley general de todo conocimiento Es decir, ser consciente supone prestarse atención, estar en el presente, lo que facilita tu proceso de autoconocimiento. Por ello, la relevancia del coaching es que parte desde el AHORA.
Una cuestión que merece la pena aclarar es que tener objetivos no significa vivir en el futuro, algunas personas comentan que planificar y gestionar un proyecto de vida basado en objetivos es ser demasiado analítico y racional, pues carece de la espontaneidad necesaria para dejarse llevar, que se asocia desde algunos estamentos sociales al estado de sensación de felicidad.
Eso es una creencia, socialmente aceptada, pero tener un objetivo no significa quitarle espontaneidad a tu vida, sino darle un sentido o propósito a la misma. No significa ser rígido a una idea, podemos ser flexibles y adaptarnos a las circunstancias, y replantearnos esos objetivos con el tiempo. Vivimos en un mundo en continuo cambio, por ello, nuestros objetivos pueden variar y adaptarse también a esos cambios según nuestras necesidades e intereses.
Desde el coaching, si el objetivo está asociado a un valor fundamental, como por ejemplo, “quiero correr la maratón de Nueva York cuando cumpla los 40 años (objetivo), pues corriéndola seré feliz y me sentiré realizado (valores)”. No significa que en cada entrenamiento que realices para correrla o en cada paso que des, no vivas esa misma sensación en el “ahora”. Significa estar presente, de vivirlo desde este momento como si estuvieras corriendo por las calles de Manhattan.
En conclusión, explicar algo “simple”, puede ser casi imposible en ocasiones; sin embargo, si podemos entender aunque sea un cosa simple en profundidad, habremos expandido en gran parte nuestra capacidad de comprensión. Por tanto, la responsabilidad de conocerte y comprenderte en profundidad puede ser una cosa simple, pero requiere del tiempo que te dediques. Comenzamos.