C.O.A.C.H. – la segunda piel del cliente
El estado de un coach es clave tanto en la relación con el cliente como en el resultado del proceso mismo. Robert Dilts suele enseñar a sus alumnos el significado de la sigla coach, que en inglés significa:
- Centered – Centrado
- Open – Abierto
- Attending with Awareness – Consciente
- Connected – Conectado
- Holding – Sosteniendo/ Apoyando
Que dicho en español sería algo así como: Centrado, Abierto, Consciente, Conectado y con capacidad para Sostener a la otra persona. Son 5 palabras que en sí no dejan de ser conceptos, la magia ocurre realmente cuando el coach es capaz de tener la capacidad de acoger a su cliente durante el proceso, dejando fuera sus problemas, creencias, pensamientos y todo aquello que pueda interferir en el proceso.
Simplemente un buen coach debe tener la capacidad de: Observar, Escuchar y Preguntar, con el fin de que sea el propio cliente quien encuentre sus propias respuestas, su propio camino y sus propias soluciones.
Este estado de cercanía no se aprende en los libros, generalmente, es una habilidad que poco a poco se va adquiriendo con la práctica, con el sentido común y con el deseo de estar presente, sin interferir en el proceso de la otra persona.
En este sentido, cuando la comunicación fluye libremente en un estado de atención y escucha activa, tanto por parte del cliente como del coach, puede ser que el coach en forma simbólica casi desaparece, deja de ser él, para convertirse en un medio al servicio del cliente.
Quienes han experimentado procesos de Coaching suenen concordar con la fuerza que este estado genera en las sesiones, el desaparecer como persona y sentarse en la silla del coach, implica sin lugar a dudas, desnudarse de todo aquello que sobra en los procesos de Coaching, para convertirse en esa segunda piel del cliente, tan suave y sutil como un pañuelo de seda, que está ahí, sirve cuando es necesario, pero que luego se puede dejar a un lado, cuando ya ha cumplido su función.
Muchas personas dan cada vez más valor a la capacidad de Sostener al cliente, no es una tarea fácil, porque en muchos casos implica un trabajo previo de crecimiento personal por parte del Coach, sin embargo, cueste lo que cueste, es la mejor garantía para no intervenir o contaminar con las propias creencias y valores el proceso del cliente…Y lo más importan, comprender qué ese proceso es del cliente y no forma parte de la vida del Coach, quien va sólo como compañero de viaje o entrenamiento, como prefieran llamarlo.
Porque en parte el éxito de los objetivos propuestos que se consigan, también depende de la capacidad que tenga el Coach para comprender cuanto tiempo debe sostener a su cliente y cuándo está preparado para caminar sólo o reconocer que tras finalizar un proceso, es hora de agradecer esta experiencia y permitir que el cliente siga su camino con su objetivo cumplido!
Creo que es posible….y el primer paso, está en nuestro interior.