Una sola pregunta
Dedicado a tantos coach maravillosos que se encuentran en plena transición
Hace unos meses tuve la fortuna de asistir en Londres a una jornada de coaching de la mano de reconocidos especialistas de prestigio internacional.
Compartí viaje y formación con una coach, amiga y compañera en diferentes proyectos profesionales. Alguien a quien admiro y en quien reconozco mucho de lo que me gustaría ser como coach.
Como nos pasa a unos cuantos, esta coach se encuentra a caballo entre dos mundos. Uno, el de su empresa de siempre, donde pasa más tiempo su cuerpo que su espíritu. Y otro mundo, el del coaching, donde su espíritu espera la llegada definitiva y permanente de su cuerpo.
La seguridad del presente duele e incomoda. La visión del futuro deseado enciende la pasión y aviva la ansiedad.
Es precisamente esta fase del trayecto donde más duelen las dudas.
Allí, en Londres, caminado y conversando por Trafalgar Square de repente mi amiga me preguntó: «¿Crees que se puede vivir del coaching?».
Una pregunta que tantas veces me he hecho a mi mismo y que por algún motivo que no alcanzo a explicar me llegó a lo más profundo de mi ser. Tal vez sea porque si ya es difícil batirse con esa lucha interior, se hace más impactante reconocerla en alguien a quien aprecias. O tal vez sea por alguna otra causa, quien sabe.
Tras unos momentos de silencio y reflexión, sólo supe contestar:
«¿Crees que podemos vivir sin el coaching?».
A todos aquellos que se encuentran en plena travesía del desierto, con el deseo de que encuentren sus respuestas y vean cumplidos sus sueños.
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