¿Pasarías la prueba de la Comunicación Auténtica?
Respetar el castillo del pensamiento
La fuente de inspiración
Imagínate qué estás en la playa con tu hijo y le ves afanado haciendo un castillo de arena. Con sus limitaciones, ves que va avanzando y por fin lo acaba… «Papá, mira qué castillo he hecho». Sonrisa de oreja a oreja, entusiasmo.
Ahora imagínate que le dices. «Muy bien, cariño, pero te propongo que lo hagas de esta otra manera, ya verás cómo te queda mucho mejor»… Y le haces tu castillo, mucho mejor, faltaría más.
Parece que estoy viendo al niño con la boca abierta, la mirada de estupefacción y el alma cayendo en picado desde su sonrisa e ilusión previa. El castillo se fue con la marea… y la autoestima que con él se manifestaba, también.
El resultado
Esto es algo parecido a lo que sucede cuando no escuchamos plenamente: construimos nuestro castillo, nuestro proceso pensamiento, y se lo ofrecemos a la persona que nos habla. Esa persona siente que no respetamos suficientemente lo que hay detrás del contenido que nos cuenta: no respetamos cómo construye esa persona la realidad.
Es por ello que las conversaciones poderosas escasean, siendo el debate el tipo de conversación más habitual: cada uno defiende su castillo… y cada argumento nos aleja de la auténtica comunicación.
Eso, si no hay simple silencio y aceptación del castillo que el otro me impone: «lo mío no vale, no valgo ¿para qué construir más?»
La auténtica comunicación
Es la que se consigue cuando confluyen dos procesos de pensamiento en uno sólo a través de la conversación.
Habitualmente surgen dos enemigos:
- La «escucha para…»: tomar lo que una persona nos está diciendo para incrustarlo en nuestro propio proceso de pensamiento, que nace de nuestros propios intereses.
Defenderíamos mejor nuestros intereses si los aparcáramos provisionalmente, para conocer auténticamente a la otra parte.
- El consejo: aplicar patrones propios de pensamiento en lo que escuchamos, que surgen de experiencias propias.
Si no escuchamos antes, el consejo es la mejor forma de crear dependencia y falta de confianza.
Si escuchamos antes, es posible que ayudemos a quien nos habla a construir su propio castillo y el consejo no sea necesario.
Como se suele decir, el infierno está lleno de buenas intenciones.
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