La Felicidad, un síntoma de nuestro interior
El mensaje de consiga esto y será feliz, es muy propenso en nuestra sociedad, y seguramente este comentario nos ha puesto muchos obstáculos para alcanzarla. Existen innumerables libros, artículos, audios,… destinados a este fin: Descubrir cómo ser feliz.
La definición de felicidad puede considerarse como un estado de bienestar, alegría y satisfacción. Estoy completamente seguro que ese estado es bien conocido, pero se trata de una situación a la que aspiramos normalmente. Añoramos esos momentos de felicidad que tuvimos en el pasado, o por el contrario, observamos el futuro imaginando cómo será y lo feliz que seremos. Además, le hemos dado el plus de “dificultad”, me gusta poner el ejemplo de conseguir la felicidad con una película de Indiana Jones; es decir, tenemos que pasar innumerables pruebas, riesgos, sufrimiento,… para poder ser feliz. Quizás por nuestra cultura y creencias, pensamos que a la felicidad se llega con esfuerzo, sacrificio e incluso dolor. ¿Es eso así? ¿Necesitamos sufrir para llegar a nuestro paraíso particular?
Creo que la respuesta no es ni un “si” rotundo, ni un “no” rotundo. La felicidad depende de uno/a mismo/a, de nuestra ACTITUD y de nuestros VALORES. Por supuesto, necesitamos “invertir” en tiempo y esfuerzos, de igual modo que cuando queremos ingresar en una universidad o conseguir el empleo que deseamos. La respuesta a estas preguntas nos lleva a otra pregunta al “para qué” o más concretamente, ¿qué aporta felicidad y alegría en tu vida? En el coaching conocemos muy bien a donde nos lleva esta pregunta, y es a los VALORES.
Cada persona es un mundo, y tiene unas definiciones y criterios distintos para la felicidad. Son los valores los factores que contribuyen a nuestra felicidad, es por ello, que resulta indispensable que sean descubiertos pues nos dan la fuerza que necesitamos para proseguir el “viaje” de la felicidad. Este descubrimiento lo hacemos a través de las preguntas, las denominadas “PREGUNTAS PODEROSAS” desde el coaching. Esos valores puedes ser varios (realización, satisfacción, perdón, optimismo, gratitud), pero destaca uno sobre el resto el AMOR. El amor es lo que hace marchar al mundo, y ¿cómo desarrollamos el amor?…
Me gustaría finalizar con una anécdota de la madre Teresa: Tras su éxito en “el cuidado de los más pobres entre los pobres” de la India, decidió extender sus actividades a la ciudad de Nueva York. Cuando le dijeron que no había tantos pobres en esta ciudad, comenta:
– Es cierto, no son demasiados los hambrientos de comida, pero son muchos los hambrientos de amor.
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