El espejo del cerebro
Reseña de libro de Nazareth Castellanos
Elena Salcedo Gadea
“El espejo del cerebro” te acerca a la neurociencia de la meditación a través de la recopilación de los estudios más importantes en este ámbito y la experiencia de más de 20 años de la autora en investigación de la actividad cerebral. Consigue, además, combinar de manera magistral lo “técnico” con lo “humanista” en un tema tan complejo como la mente.
En menos de cien páginas, Nazareth Castellanos es capaz de explicarte de una manera resumida, sencilla y con un vocabulario comprensible para cualquier persona, la anatomía y el funcionamiento del cerebro. Es capaz de acercar la neurociencia del cerebro a cualquiera que esté interesado en este ámbito y lo hace de tal con maestría de tal manera que consigue que parezca “fácil” algo que es muy extenso y complejo.
Además, consigue sumergirte en una especie de “viaje” por el cerebro, explicando tanto lo que se produce como la expresión de ese suceso en nuestro cuerpo y en nuestra atención, de tal manera que se hace muy fácil de seguir, te engancha y hace que quieras seguir leyendo para proseguir el viaje.
Algo que me ha fascinado de este libro es que pueden disfrutar de este pequeño ensayo tanto personas sin conocimientos previos en el funcionamiento del cerebro y el mindfulness como personas que tenga un mayor conocimiento en la materia. Para todos ellos, este libro aporta, como ya he dicho, conocimientos en un lenguaje muy comprensible, pero además aporta conceptos muy aplicables al propio proceso de crecimiento personal de cada persona consiguiendo que el lector se acerque un poco más a sí mismo tras su lectura
Nazareth Castellanos plasma tantas ideas importantes en este libro, tantos conceptos enriquecedores que es difícil poder quedarse solo con algunos así que voy a compartir los que a mi, más me han tocado, removido y, en muchos casos, reafirmado. Tenía unas ideas sobrevolando por la cabeza, difusas, dispersas y sin estar “colocadas” en ningún sitio y de repente llega este libro y hace que encajen y las coloca en el sitio justo. Este es uno de los efectos que ha tenido el libro en mi personalmente. Así que voy a intentar contar la que, para mi, es la idea más importante de este libro, la atención plena.
Para explicar y entender la importancia de la atención, para mi ha sido vital la explicación del concepto de red cerebral por defecto, ese peligroso “piloto automático” que es tan necesario, de manera puntual, pero que nos llevará a una mayor sensación de insatisfacción vital si nos excedemos en el tiempo que pasamos en él. De ahí la importancia de la atención a lo que estemos haciendo. Hay una frase que repite la autora en un par de ocasiones (una al resumir un estudio de Harvard y otra al final del libro haciendo referencia de nuevo a ese mismo estudio) que es maravillosa para poner como “nota mental” y frase de cabecera para cada día: “Si barres, barre. Si lees, lee. Si escribes, escribe. Si sufres, sufre. Y si disfrutas, disfruta.”
Hay otra parte para la que es vital la atención y es para ser conscientes de nuestro diálogo interno y poder así controlarlo. Esa atención nos va a ayudar a observar los pensamientos, sensaciones, emociones… y poder hacerlo sin juicio.
El resumen de lo expuesto en los dos párrafos anteriores puede hacerse con una frase que escribe la autora en varios momentos del libro: “Saberse espectador y actor”.
Gracias por el viaje, Nazareth.
Mientras leía el libro, hubo un momento que me inspiró a escribir lo que se estaba pasando por mi cabeza así que cogí un boli y me puse a escribir. Lo hice sin ningún objetivo, simplemente para poner en papel, y probablemente y de manera inconsciente, en orden, esos pensamientos que estaban pasando por mi mente. Esta parte no forma parte de la reseña del libro, pero he querido compartirla puesto que lo he escrito durante su lectura:
El ejemplo de los árboles conectados entre sí bajo tierra a través de sus raíces me ha hecho pensar, he parado de leer, he cogido mi libreta y me he puesto a ponerle palabras a lo que me ha inspirado. Es muy bonito porque yo veo a cada persona como ese bosque repleto de árboles. Lo que se ve son esos árboles, sus troncos, sus ramas, su forraje…y en ocasiones el bosque es tan grande que no alcanza la vista, nos perdemos parte de ese fantastico bosque y puede que olvidemos las partes más lejanas e incluso pensemos que no hay más bosque más allá de lo que alcanza nuestra vista.
Pero…y si nos metemos bajo tierra para ver qué hay en lo más profundo de nuestro bosque? Ahí es donde llega lo bonito…ahi es donde vemos lo que somos, nuestra esencia, la base que nos llevará a “hacer” y más tarde a “tener”. Qué maravilla de metáfora me enseñó mi querida hermana y coach, primero “ser” para luego “hacer” y “tener”. Si no eres, …si no prestas atención a tus raíces, tu tronco será débil y tus frutos no serán abundantes y sabrosos.
Vuelvo al hilo…
Cuando nos sumergimos a ver qué es lo que pasa bajo tierra, en el soy, empezaremos a darnos cuenta de la cantidad de conexiones entre los troncos de nuestro bosque e, incluso, descubriremos raíces de árboles que no sabíamos que existían (pero que siempre han estado ahi) y que podremos cuidar para que vaya creciendo con mas fuerza.
Y, para mi, de eso va conocerse, de eso va el famoso “desarrollo personal “, en sumergirse en esas raices (mi ser, mi esencia), en conocerlas lo primero, para después una vez siendo consciente de ellas, poder “hacer” y cuidar aquellas partes que más quiera y más lo necesiten.
Y por último, y clave en cualquier cuidado, no perder de vista ese buceo por las raices de mi bosque, simplemente para revisarlas y tambien como manera de descubrir nuevas conexiones, nuevos árboles que pueden darme la solución a ciertas situaciones o momentos que ocurran en mi bosque.
Las respuestas están en nosotros, solamente hace falta encontrar la conexión que nos lleve al lugar adecuado para solucionarlo.