¿Eres consciente de lo que exiges a tus hij@s?

Esta pregunta es el título de una de mis investigaciones.  Soy profesora y en el momento en el que desarrollé la investigación estaba en mi etapa de formación como coach. El fin de semana iba a clase y de lunes a viernes estaba en el colegio. Práctica y teórica se unían consciente e inconscientemente.

Podría escribir numerosas ocasiones en las que los padres y madres de mis alumn@s acudían a mi en busca de soluciones a preguntas del tipo: “ hemos estudiado mucho para un diez, ¿Qué ha fallado?”, “¿Cómo puedo ayudarle o cómo podemos estudiar para obtener mejores resultados?”, ¿Trabajo otro libro en casa para que no se despiste tanto y obtenga mejores resultados?

El ver, oír y sentir la angustia constante de estos padres y madres que buscaban ayudar a sus hij@s diariamente. Ver cómo asumían como suyo el trabajo de clase en frases como: “ este fin de semana no podemos hacer nada porque tenemos exámenes”. Me animó a acercarme más a esa necesidad y descubrir qué hay detrás de esa exigencia.

En esta nueva aventura os propongo realizar un trabajo personal a través de la lectura de tres artículos que iré publicando a lo largo de los tres siguientes meses y en los que te invitaré a reflexionar y descubrir qué hay detrás de esa exigencia. Podrás contar con mi acompañamiento siempre que lo necesites, ¿Te apetece?

Primero debemos preguntarnos, ¿Qué es la exigencia para nosotros? ¿De qué forma somos exigentes con nuestros hij@s?, ¿En qué ámbitos?

Aunque no vamos a quedarnos en el rol de padre y madre, sino que como profesores, ¿somos conscientes de lo que exigimos a nuestros alumn@s?

Y dando un paso más ¿consensuamos los adultos lo que vamos a exigir a nuestros menores? ¿debemos exigir a todos lo mismo dependiendo únicamente del tramo de edad?

 Nos hemos centrado en la familia y en el colegio, como entornos fundamentales de desarrollo en un niñ@.

Es muy lógico desear que nuestros niñ@s sean buenas personas, que tengan un comportamiento muy correcto, que dejen la habitación ordenada y coloquen sus mochilas. Que saquen dieces en todas las áreas y sean excelentes amig@s, niet@s, sobrin@, prim@… que practiquen deporte y tengan habilidades sociales, ¿cómo no?

Deseamos lo mejor y por eso exigimos lo máximo, pero, ¿somos conscientes desde dónde exigimos?

Hay muchas teorías en psicología de la motivación y en psicología positiva que nos dicen que la inteligencia emocional de los padres/madres influye directamente en la conducta y desarrollo de los hij@s. Cuestión que es lógica, ¿no? Y es en este punto en el que nos vamos a centrar.

Nace aquí una apuesta por la escucha y el aprendizaje.

También a los adultos se nos exige tener conocimientos que no nos han transmitido nunca, porque para ser padre o madre no vas a la universidad y para enfrentarte a muchas de las dificultades del día a día no tienes tiempo de buscar información y explorar.

También a nosotros se nos exige estar formados en muchos temas que es difícil encontrar un espacio de reflexión y de acogida para tantas dudas que pocas veces dejamos salir al exterior.