El Coaching en la escuela: en busca de la motivación. Por Wenceslao Fuentes López
La escuela es el paso que tenemos desde el mundo familiar a la sociedad, es donde aprendemos no sólo números, conocimientos, destrezas… sino que es donde aprendemos a “ser”, es donde empezamos a preguntarnos ¿quién soy yo? es el lugar en el que se nos forma como personas, es decir, se forja nuestra personalidad. Por tanto, siendo una etapa de nuestra vida tan importante y con gran impacto en nuestra manera de ser ¿puede el coaching estar presente en el contexto educativo?
Desde mi punto de vista, la respuesta es SÍ. Dentro de nuestro sistema educativo, tan bien estructurado y con unos objetivos tan bien definidos, tanto por etapas como por cursos y áreas de conocimiento; dentro de la planificación académica hay una cuestión que lleva a profesores, padres y gran parte de la comunidad educativa con las “manos en la cabeza” y su intención de encontrar la “llave” que resuelva dicho problema, que no es otro que la mejora de la motivación del alumnado en la escuela.
En esa llave puedo ver una metodología que implique y una a las dos partes implicadas en dicha cuestión: alumnos/as y objetivos educativos. Veo el coaching educativo.
El coaching ofrece una metodología basada en el planteamiento de objetivos, donde el coach acompaña al/a la alumno/a en su proyecto académico-profesional y a través de las preguntas generará la reflexión necesaria para rebatir sus creencias y encontrar los estados emocionales positivos que los muevan (motiven) hacia sus metas personales, académicas y profesionales.
El coaching es reflexión, pues es la visión de su mundo (la del/de la alumno/a) lo que se trata de esclarecer. Puesto que en un proceso de transición basado en el coaching, la reflexión precede a la acción. El comportamiento refleja la relación con el mundo en sus aspectos afectivo y cognitivo. El cambio no viene, por tanto, del exterior; sino del interior del/de la alumno/a.
Para afianzar esta idea, como comenta J. Whitmore citando a Gallwey: “Si consigue llevar a su alumno a rechazar o a controlar los obstáculos interiores que le impiden alcanzar su nivel óptimo de actuación, el potencial natural de este alumno se manifestará sin que tenga necesidad de aportaciones técnicas masivas desde el exterior”.
En relación al coaching y al sistema educativo, veo una figura de gran importancia y es el orientador educativo. La orientación educativa trabaja una triple vertiente: lo académico, lo profesional y lo personal. Son tres puntos diferentes, pero unidos de por sí. Un orientador con formación en coaching puede ofrecer una alternativa y un apoyo al alumnado de su centro, y por supuesto, también al profesorado. Es una intervención integral en el sistema del que forman parte.
En definitiva, el coaching es una herramienta que el sistema educativo no puede, ni debe dejar de lado, ya que supone una metodología que ayuda a encontrar la tecla de cada alumno/a, esa tecla es su motivación en el desarrollo de su proyecto, ya no sólo en el plano escolar, sino también en el personal.
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