El coaching en el trabajo grupal: contrato y contexto
Muchas veces los coachs y los consultores nos encontramos ante el encargo de trabajar en las organizaciones con un grupo de personas, bien con los miembros de un mismo equipo o con la parte directiva de la empresa. Cuando esto sucede, solemos partir de un encargo por el directivo en cuestión, quién a veces puede presentar un objetivo de trabajo y al tiempo tratar de hacer uso de la intervención del coach para llevar a los demás sus intereses e inquietudes. De ahí que sea importante tratar de clarificar exactamente los intereses de directivo, y validarlo con la pertinencia de la intervención del coach. Puede que los intereses del directivo sean legítimos, pero eso no quiere decir que el coach sea la figura adecuada para trabajarlos en el seno de la organización.
De ahí que el primer paso sea plantear cuál es el contenido del contrato de intervención, si el coach puede hacerlo, le corresponde a él hacerlo, y quiere hacerlo, antes de tomar una decisión. También cabe la posibilidad de ayudar al directivo a comprender de qué forma podría trabajar el coach y en qué dirección ante las situaciones que el directivo le presenta y llegar con él al acuerdo para seguir adelante.
Otra cuestión importante a tener en cuenta en el desarrollo del trabajo grupal es que frecuentemente las personas que participan en el grupo acuden a las sesiones con unas ideas fantaseadas de lo que se van a encontrar allí, y que son acordes a la forma de entender “cómo deben suceder las cosas”, que cada cual tiene. Ante esto, es importante tratar de establecer cuál va a ser el contexto que se va a producir en las sesiones. Aun con todo puede ocurrir que esto no sea suficiente, y los participantes manifiesten cierta confusión, no entiendan las instrucciones que le da el coach sobre las dinámicas que se plantean, o muestren inquietud o resistencia al trabajo grupal. De ahí que en la primera fase de la intervención sea preciso dedicar tiempo y espacio a resolver estas cuestiones, hasta lograr la formación de una idea clara (un imago) de porqué están es ese trabajo grupal y con qué finalidad.
Una vez establecido el contexto y clarificado para todos, puede suceder que en otros momentos algún, o algunos de los miembros del grupo trate de llevar a éste fuera de ese contexto, por ejemplo, porque no se han visto atendidos en sus necesidades personales, o bien porque tratan de sacar la ansiedad que les genera el trabajo grupal. En este caso es preciso recordar para qué estamos aquí y re-contextualizar al grupo, trayéndolo nuevamente al objetivo del trabajo.