LA EXTRAÑA RELACIÓN ENTRE EL DESCANSO Y LA PRODUCTIVIDAD
Por Marta Szczepaniak
Ahhh por fin agosto……
El sol, la playa, los paseos. Por fin el merecido DESCANSO…. Los amigos, las fiestas del pueblo, los chiringuitos, y si vamos de viaje habrá que visitarlo todo; voy a leer un mínimo de 10 libros, voy a visitar a los primos, voy a disfrutar de todas las atracciones con los niños, voy a … voy a … voy a …. Y pasan las vacaciones y acabas aún más cansada que cuando empezaste.
Creo que podría decir que últimamente somos adictos al movimiento, al estar ocupados y aunque durante todo el año estamos cansados por la dura y exigente rutina del día a día y soñamos con que lleguen esas semanitas de vacaciones para desconectar, al final acabamos haciendo 1001 cosas para «aprovechar» el tiempo.
Queremos exprimir tanto esa libertad que nos ha sido concedida por un tiempo limitado que al final acabamos haciendo todo lo contrario a descansar.
Ernest Hemingway decía:
«No debemos confundir el movimiento con la acción»
Y es que es justo el descanso lo que nos permite ser más productivos y creativos.
Janko Grassere científico holandés especializado en el uso de nuevas tecnologías en medicina descubrió gracias a imágenes cerebrales que nuestro cerebro en los momentos de “no pensar” baja su actividad solo en un 5%. Eso significa que, aunque estemos descansando, nuestro cerebro sigue trabajando a una velocidad asombrosa pero diferente.
Diferente, porque como pudo comprobar gracias a las pruebas de resonancia magnética el neurólogo estadounidense Marcus Raichle, en los tiempos de relax se aumentaba la actividad cerebral en ciertas zonas mientras que durante la “concentración en las tareas” estas partes del cerebro no estaban tan activas.
Simplificando podríamos decir que eso permite que nuestros pensamientos cambien el circuito y recorran pistas diferentes mientras estamos descansando.
También vale la pena mencionar el experimento realizado en la universidad de Santa Barbara EEUU donde se pidió a dos grupos de participantes que inventaran diferentes usos de una teja. El primer grupo tenía además que resolver ejercicios difíciles que requerían mucha concentración. El segundo grupo, en cambio, realizaba tareas básicas y monótonas que no impedían el fluir libre del pensamiento.
Sorprendentemente, los del segundo grupo fueron un 40% más creativos, entregando soluciones innovadoras; lo que significa que permitirnos trabajar solo en una tarea, despacio y permitiendo un flujo libre de ideas es mucho mas productivo.
Así que podriamos intuir en cierto modo que que cuanto más productivo quieres ser, más despacio debes ir. Ralentizar el ritmo, descansar y aburrirse es bueno y necesario para nuestro cuerpo y mente; y le aporta la frescura que nos permite después rendir mucho más.
Quizás por eso Winston Churchill casi todos los días después de comer se quedaba horas y horas parado al lado del estanque que el mismo cavó junto a su casa, mirando los patos o con la mirada fijada en un punto.
Churchill también tenía otra costumbre que muchos le reprochaban y eran sus siestas. Pero este gran político refutaba esas críticas diciendo que:
«No creas que vas a realizar menos trabajo durmiendo la siesta. Esta es una opinión de la gente sin imaginación.
Podrás hacer mucho más.
Tienes 2 días en 1.»
Cuando descansamos (de una manera u otra), redescubrimos LA PAZ y tenemos tiempo para meditar, damos la posibilidad a nuestro cerebro de reorganizar de forma diferente toda la información almacenada. Todo eso hace que se despierte la curiosidad para que la creatividad florezca con doble fuerza.
El ejemplo más claro lo tengo cuando iba al colegio y llegaban por fin los dos meses de vacaciones. Al no poder salir mucho a jugar con otros niños (fuertes alergias) estaba condenada a aburrirme en casa. Y era maravilloso porque después de un periodo de estar como zombi viendo todo lo que había en la tele, llegaba el momento que ya no podía más y es cuando aparecían las mejores y las más creativas ideas. Que si diseñar una lámpara, que si aprender a coser, que si ponerme a traducir todas las canciones de los Beatles… etc etc.
Ese parón obligatorio que me llevaba a estar asqueada con el no hacer nada, hacía que se despertara mi curiosidad y mi creatividad, y a partir de ahí pasaba el resto de las vacaciones y del año con nuevas ganas de hacer las cosas y nuevas soluciones.
Desde luego, no te animo a atarte 2 semanas al sofá, pero si te propongo que no tengas miedo de aburrirte. Te animo a parar, a disfrutar de la soledad por la playa o el bosque, a observar la naturaleza sin más, a no hacer absolutamente nada o simplemente a echarte unas largas y merecidas siestas.
Eso te permitirá reconectar contigo, redescubrir esa sensación de paz que tanto echamos de menos, que otras áreas de nuestro cerebro se enciendan y reorganicen y optimicen la información almacenada durante el año y que así aparezcan nuevos aspectos que todavía no percibiste – QUE SE AMPLÍE TU PERSPECTIVA.
Este verano permítete también ser vago y así cuando acaben las vacaciones no solo estarás descansado sino que también tendrás ganas de volver a trabajar con nuevas ideas y soluciones.
Porque como dice Bill Gates:
«Para la tarea más difícil escogería a alguien vago, ellos siempre encuentran la forma más fácil para hacerlo.»
Así que te deseo un feliz y reparador agosto.
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Marta Szczepaniak
Muchas gracias por tu esmerado artículo Marta, a mí la multitarea siempre me ralentizó y llegué a creer que realmente mi cerebro funcionaba más lento, pensando en un envejecimiento precoz o a saber qué se yo… dando giros a la rueda como un hámster aburrido atrapado en una jaula mi mente no pensaba con claridad….es en esos momentos de stop cuando consigues esa conexión neuronal que no es fruto del tiempo o del espacio, del saber o del querer, es fruto del estar……..ver volar a una hermosa mariposa multicolor me enfoca en el aquí y ahora por su infima existencia…esa que a veces la velocidad circundante no nos permite valorar su esencia….
Gracias por esta información y las demás que teneis publicadas en esta página, me han resultado vitales. Un saludo