Cambios de perspectivas y construcción de nuevas realidades
El éxito de muchas sesiones de coaching consiste en que la persona acaba interpretando de forma distinta una situación que estaba viviendo como un problema. Cuando el cliente piensa algo así como «esto es un desastre», automáticamente salta una alerta en el coach… Esta persona puede necesitar un cambio de perspectiva.
Se me ocurrió escribir este artículo observando qué pasa cuando uno de mis hijos sufre una caída. Creo que es un ejemplo muy esclarecedor de lo que quiero explicar. Tras caerse suceden dos cosas:
1.- El niño permanece un instante atento a si siente o no dolor. Es como si en ese minúsculo momento hiciera recuento de los daños sufridos, para «saber» si tiene que gritar o levantarse sin más.
2.- Es en ese mismo momento cuando, intuitivamente, los padres muchas veces decimos «arriba cariño, no ha sido nada».
Según la inmediatez y la convicción con que lo digamos, conseguiremos influir en la interpretación de la caída y por tanto en la reacción posterior del niño (por supuesto, hay golpes que ni con inmediatez ni convicción se influye).
Es sorprendente la naturalidad con que lo hacemos y el resultado que tiene. Este ejemplo sirve para mostrar un principio básico para el coaching:
Problema = situación + la forma en que la interpretamos
Bien, pero… ¿Cómo se puede aplicar esto?
En el ejemplo inicial, la frase «esto es un desastre» refleja una creencia decisiva de la persona en la interpretación de la situación… ¿Un adulto la puede cambiar? Sí. Éstos son algunos de los mecanismos que utiliza el ser humano para ese cambio de perspectiva:
– Un análisis o consciencia disociada nos permite ver todos los elementos de la situación fríamente, así como los posibles resultados.
– Ver el problema como un reto nos impulsa a intervenir y nos motiva para conseguir nuevas soluciones. Percibimos así el momento actual como algo en proceso y destinado a convertirse en lo que deseamos.
– Reconocer la importancia real de ese asunto dentro de nuestra vida nos da esa perspectiva de «bueno, tampoco es para tanto».
El coach ayuda al cliente a navegar por estos mecanismos mediante preguntas. El resultado es un cambio de perspectiva que le permite una nueva FORMA DE INTERPRETAR EL PROBLEMA, con lo que éste será distinto o incluso dejará de existir. Es sorprendente cómo fluye el pensamiento y cómo aparecen nuevas soluciones que antes parecían inexistentes cuando la perspectiva y la actitud son las adecuadas.
Y yo mismo… ¿Puedo actuar sobre mi propia interpretación de la realidad?
Si estás atento en el momento de la caída, puedes filtrar lo que va a representar para ti, cuidarás de no alarmarte, como harías con tu hijo… Y esa percepción de la realidad afectará directamente a tu bienestar y a tu actitud ante los problemas y ante los demás…
¿Te das cuenta de la repercusión de desarrollarte como constructor de tu realidad?