Visual Thinking, ¿Te atreves a dibujar?
“¿Me puedo llevar el dibujo?” Me dijo Laura al terminar la reunión. “Por supuesto. El dibujo es tuyo”. Pero no sólo fue Laura, luego fueron muchos otros formadores los que se llevaban un dibujo después de cada reunión. Nos reuníamos para programar un seminario, una sesión o una charla y todo la programación quedaba recogida en un dibujo que de forma accidental íbamos dibujando a lo largo de la reunión. Un dibujo que se entendía de forma instantánea y ahorraba mucho tiempo y muchos folios.
Recuerdo que nuestro despacho estaba en un centro de oficinas y tenía una ventana que daba al pasillo. Un día, entró una persona de otra empresa a preguntar por los dibujos que hacíamos. Pensaba que éramos una agencia de publicidad y le expliqué que no, que era mi forma de expresarme. Que un dibujo resume conceptos, relaciones, responsabilidades, tiempos, objetivos… Que lo utilizábamos para programar, pero también para evaluarnos y sobre todo para buscar soluciones a problemas e innovar. De hecho, le enseñé las memorias gráficas de la oficina y cómo de un vistazo, sabíamos lo que había salido mal, lo que había salido bien, los buenos meses y los malos meses, lo que nos gustaba y aquello de lo que nos teníamos que deshacer cuanto antes.
Le pareció bastante interesante y me invitó a una de sus reuniones del equipo de comerciales. Me presentó como experto en Visual Thinking, palabra que yo escuchaba por primera vez. Hasta ese momento, siempre le llamé hacer dibujos, pero él era director de marketing y sabía vender mejor que yo lo que hacía, así que asentí con la cabeza. La reunión fue muy intensa con diferentes puntos de vista sobre la labor comercial y les pedí permiso para dibujar cómo vendía cada uno. La reunión se hizo más divertida, todo el mundo se echó a dibujar, pero sobre todo, se hizo más productiva. Pasar de la palabra a la imagen sirvió para pensar de forma diferente, para focalizarse en determinados aspectos y para ver realmente lo que estaba bien y en qué se fallaba. Terminamos rápido, nos divertimos y al acabar la sesión, todos querían el dibujo. ¿Por qué? Porque era una forma inmediata de saber lo que tenían que hacer.
Aquella fue la primera reunión con un equipo que no era mío. Luego vinieron más. Y en cada una de ellas, recordaba cómo había pasado toda mi vida profesional haciendo dibujos. Desde que con dieciséis años empecé a vender ropa en una tienda de deportes hasta cuando empecé a dar mis primeras conferencias a nivel internacional. Dibujos que siempre me han acompañado porque de forma inmediata ponen el foco en lo que realmente es importante y que si a mí y quienes han trabajado a mi lado nos han servido, también a otras personas les puede servir. Y así está siendo.
Un problema que requiere solución, una idea que requiere ser comunicada, la relación entre las personas de un equipo, un proyecto que quiere salir adelante, una memoria, una evaluación, una estructura, los valores de una empresa… Todo puede ser comunicado y todo puede ser comunicado visualmente. No hace falta ser un artista porque todo el mundo sabe dibujar y dibujar es una forma muy efectiva de pensar, de hecho, se llama Visual Thinking (pensamiento visual). Te invito a que dibujes lo que piensas porque serás capaz de tenerlo todo más claro de un solo vistazo.
PD. Este texto requiere de un dibujo, ¿te atreves a dibujarlo?