Siete cosas que hacen los grandes líderes y temen los meros jefes
¿Eres un gran líder o simplemente gestionas tu equipo por el puesto que te ha sido asignado?
No cabe duda de que un puesto de responsabilidad no garantiza que la persona que lo ocupa ejerza como un líder. Una cosa es ser lo suficientemente hábil para conseguir un ascenso y otra es llegar a llenar la talla que ofrece ese peldaño en la escalera jerárquica. He aquí algunas disparidades que para Bill Murphy Jr., colaborador del Portal Inc, son determinantes para diferenciar entre líderes y jefes.
1. Un gran líder conecta el trabajo diario con grandes metas. Un mero gestor se centra sólo en el corto plazo. Es fácil quedar atrapado en las cosas que son urgentes y olvidar las que son importantes. Aunque es necesario apagar los fuegos diarios, es importante ver su trascendencia a largo plazo y trabajar en una estrategia que perdure.
2. Un gran líder piensa en los trabajadores como personas. Un mero gestor ve sólo un organigrama. Si uno se refiere a las personas de su equipo más por sus cargos o funciones que por sus nombres, tenemos un problema. Es necesario pensar en las personas de manera individual e integral, para entender sus fuerzas y debilidades y sacarles el máximo partido para el equipo.
3. Un gran líder quiere ganarse el respeto. Un mero gerente quiere caer bien. En ocasiones ser un líder responsable a veces implica tomar decisiones que no gusten al equipo, pero que serán positivas a la larga para el conjunto. En determinadas situaciones no hay más remedio que sacrificar la simpatía a corto plazo a favor del respeto a largo plazo.
4. Un gran líder se entusiasma con los logros de su equipo. Un mero gestor se siente amenazado. En la mayoría de los casos, un mero gestor ha conseguido ese puesto por mera burocracia y por lo tanto, el miedo a perderlo es abrumador. Tanto que cuando un miembro de su equipo triunfa, teme ser eclipsado. Un verdadero líder en cambio lo toma como un orgullo y intentará desarrollar en su equipo nuevos líderes.
5. Un gran líder ofrece transparencia. Un mero gestor dosifica la información. Para un gran líder resulta innegociable la honestidad con su equipo para ayudarles a hacer un buen trabajo. Un administrador teme que la información ofrezca demasiado poder a su equipo y socave el suyo.
6. Un buen líder entiende se responsabiliza de los errores del equipo. Un mero gestor busca culpables entre los colaboradores. Una vez más, todo se reduce al miedo. Si el equipo no cumple sus objetivos, el mero gestor teme perder su papel en el organigrama y culpa de ello a sus trabajadores. Sin embargo, un líder intenta maximizar su desempeño y se responsabiliza si no es así.
7. Un buen líder se preocupa por el proceso. Un mero gestor solo por los resultados. Aun si los resultados de un equipo son positivos, puede que no se estén obteniendo de la mejor manera o puede que se incrementaran si se mejorara el procedimiento. Aunque normalmente la alta dirección evitará las intervenciones si las cifras son positivas, un buen líder también se caracteriza por saber innovar, y ya se sabe que es más fácil pedir perdón que pedir permiso.
Fuente: Equipos&Talento.com