¿Qué es eso de que construimos la realidad? Básicos del coaching
En la última clase de nuestro curso de ICC con la Universidad de la Coruña se produjo una casualidad que nos proporcionó a todos a una poderosa evidencia de uno de los principios del coaching:
EL PROCESO DE CONVERSACIÓN GENERA PENSAMIENTOS COMPLETAMENTE NUEVOS EN EL CLIENTE, CON EL CONSIGUIENTE CAMBIO EN SU REALIDAD.
Solemos decir que un problema se compone de la situación en sí y de la forma singular en que la persona la ve. La persona presta atención a determinados hechos, les asigna una determinada causalidad, las vive con unas determinadas emociones (todo ello en función de sus experiencias) y… voilà… ya está preparado el problema.
Si esto te parece una aplicación práctica del «Yo soy yo y mi circunstancia» de Ortega, estamos de acuerdo. Últimamente estoy viendo cómo el coaching aplica de la forma más práctica los conceptos de los grandes pensadores. Para ello, utiliza LA herramienta para facilitar el cambio en la forma de ver la realidad: la conversación.
Digamos que cuando decimos «estoy pensando en alto«, realmente no se trata de una excepción. Habitualmente, al hablar estamos expresando lo que pensamos en ese momento, en vivo y en directo… no es un pensamiento enlatado.
La gracia del proceso de coaching es que la persona está plenamente inmersa en lo que está diciendo, por lo que tiene una única línea de pensamiento, clara, brillante, limpia, sin ruidos. Las emociones están presentes en la mejor versión de esa persona. Esa persona está en contacto con su inconsciente a través de su mejor yo… ¡Cómo no se le va a ocurrir un eureka!
Bueno, y te preguntarás ¿Qué fue lo que pasó?
Al final del programa de certificación, cada alumno hace una sesión práctica de coaching para su aprendizaje y el de todos… y el caso es que a una alumna le esperaba una casualidad: la cliente de su sesión iba a ser la persona a la que había venido haciendo coaching desde hacía 3 meses.
El tema que surgió ya lo habían tratado a lo largo de sus sesiones y por tanto la coach tenía unas ideas preconcebidas de lo que era importante para su cliente y cómo se sentía ante esta situación… Lógico ¿no?
Lo que se reveló en la sesión es que ¡la cliente no veía la situación de la misma forma! Las cosas que le pesaban habían dejado de hacerlo, las emociones que la paralizaban habían desaparecido… La persona estaba construyendo la realidad de forma distinta y esa construcción se estaba consolidando en ese mismo momento, en esa conversación.
Estábamos entusiasmados asistiendo en directo a una ordenación distinta de sus pensamientos, una nueva forma de ver la realidad, manifestada e impulsada a través del lenguaje. Se culminaba así el proceso de maduración que había tenido lugar tras las anteriores sesiones de coaching.
Enhorabuena a la coach y la coachee (ellas saben quiénes son)… y a todo el curso de ICC – Universidad de la Coruña. Los mejores deseos para una nueva promoción de prometedores coaches.