Placer o Felicidad ¿hay qué elegir?
Robert H. Lustig, endocrinólogo estadounidense y profesor de pediatría, nos propone que diferenciemos placer y felicidad, producidos por la dopamina o serotonina, respectivamente.
En su libro “The hacking of the American Mind” nos habla de cómo la sociedad actual confunde el placer con la felicidad.
Belén Candal, Daniel Álvarez
Mira este interesante vídeo en que nos resume esta idea en solo 5 minutos:
Según Lustig, divulgador de neurociencia, a grandes rasgos puede decirse que la dopamina es la mensajera interna del placer, mientras que la serotonina lo es de la felicidad (serenidad, claridad, bondad). Se les denomina neurotransmisores y «ordenan el tráfico» de las neuronas.
¿Se puede activar la serotonina (felicidad) aún cuando abunde menos la dopamina (placer)? Esto es especialmente importante cuando estamos en una época en que escasean los placeres.
Lo cierto es que la dopamina excita la actividad neuronal, mientras que la serotonina la inhibe, así que en este sentido muestran un efecto contrario. Es como una metáfora del efecto contrario del deseo y la felicidad: mientras que el deseo busca el placer que le produce dopamina, la felicidad se centra en fluir y aceptar la realidad como es, propia de la serotonina.
Lustig dice que felicidad y placer son necesarias, pero nos avisa de que «si abusamos de las actividades que aumentan nuestra dopamina, esto puede provocar adicción y nos llevará a que necesitemos más y más para cubrir esa necesidad». También nos dice que las actividades que nos provocan serotonina nos producen satisfacción en sí mismas y no generan adicción.
Un ejemplo que explica esto sería que, si comes un pastel o haces un buen trabajo, se producen sensaciones placenteras por liberar dopamina. Estas sensaciones no duran en el tiempo, sino que nos dan una sensación de satisfacción pasajera que se convierten en un deseo de repetirlas que llega a ser obsesivo, generando una adicción a la comida o al trabajo ¿Por qué?
La dopamina produce placer, pero después tu organismo quiere más, por lo que se provoca el deseo de esa actividad, de la que nunca tienes suficiente. Parece que hablamos de una droga ¿verdad? Bueno, no exageremos, aunque al final, las drogas son también compuestos químicos.
¿Eso quiere decir que no debemos comer un pastel o ser buenos en nuestro trabajo?, por supuesto que no, mientras seamos conscientes de las dos caras de la dopamina, placer y deseo, y mantengamos el equilibrio: podemos disfrutar de estos placeres sin que se conviertan en un deseo obsesivo.
La mejor forma de conectarnos con la serotonina y la felicidad es conectarnos con misiones significativas y de ayuda a los demás, algo que nos integre en la humanidad, en nuestro entorno… Felicidad y bondad están absolutamente relacionadas. Tanto el coaching como la solidaridad te ayudan a conectar con ellas.
El placer y la felicidad no se excluyen; ambos son necesarios en el ser humano, pero ¿es mejor la dopamina (relacionada con el placer) que la serotonina (relacionada con la felicidad)?
En la Grecia clásica, la cuna de nuestra civilización, ya apuntaban la respuesta, Platón decía que la felicidad es sinónimo del buen vivir. Este buen vivir es una misión para toda la vida y se construye gracias a conocerse a uno mismo y a darse cuenta de qué es lo que aporta cada actividad a tu felicidad
“El conocimiento de sí mismo lleva al ser humano a la felicidad”
Aristóteles habla muy claramente de esto, proponiendo que seamos precavidos con el placer y lo usemos solo en el sentido que ayuda a la felicidad. Ellos ya señalaban que la felicidad y la sabiduría llevan a una satisfacción plena, no adictiva u obsesiva, como también señala Abraham Maslow en su pirámide de la motivación.
En el equilibrio de nuestros pensamientos y acciones está la clave. No existe una receta para ser feliz pero sí que podemos aplicar algo básico: todos tenemos un cerebro programado para sobrevivir, lo que le hace obedecer a los instintos, que pueden ser una mala guía si les damos rienda suelta.
Tu felicidad depende de ti, la puedes buscar activamente y entrenar a tu cerebro a que piense en positivo.
Te propongo un ejercicio final. La escritora Maya Angelou decía “He aprendido que puedes descubrir mucho acerca de una persona si te fijas en cómo se enfrenta a estas tres cosas: perder el equipaje, un día de lluvia y una ristra enredada de luces de navidad».
Excelente lectura, gracias por compartir¡
Gracias por enriquecer el conocimiento y que mejor con estas diferencias
Interesante conocer la opinión de un neurólogo, que coincide con lo que los filósofos griegos nos dijeron en la antigüedad. El placer acaba con el hombre y la mujer, sus vicios lo conducen a las adicciones, a su perdición. La felicidad es otra cosa muy diferente, se desarrolla con las virtudes para la superación del ser humano.