El obstáculo que nace de ti
¿Por qué el Coaching no trabaja sobre los obstáculos?
Carmela, una talentosa alumna de nuestra certificación de Madrid, me preguntó ¿y qué hacemos con los obstáculos?
Esta inocente pregunta (benditas sean todas ellas) deja al descubierto una paradoja en la mecánica del proceso de Coaching: el cliente viene a superar un obstáculo, y se encuentra con que el coach le pregunta por su estado deseado, por sus metas y por los valores que hay detrás de ellas.
Cuando explicamos el proceso de Coaching, un paso fundamental es conocer los obstáculos que el cliente se encuentra para alcanzar el objetivo fijado, pero una vez se encuentra, le ayudamos a orientar su atención hacia encontrar la solución fuera de ellos.
Desde luego, esto nos recuerda una de las máximas más conocidas: “el coaching convierte tus problemas en retos”, permitiendo al cliente conocer más detalladamente aquello que realmente desea. Este primer paso es a veces suficiente para vislumbrar nuevas alternativas. El problema se deconstruye, obteniendo el reto y el obstáculo.
Sí, pero ¿qué hacemos con el obstáculo?
Joseph O’Connor suele explicar cómo el obstáculo procede de la manera en que cada uno observa la realidad. Realmente es algo que el cliente construye desde su perspectiva. Otra persona no vería ese elemento como un obstáculo, más bien lo consideraría como algo asumible o sencillamente transformable.
Nuestras emociones y hábitos de pensamiento nos hacen olvidar aquello que realmente queremos y nos enfocan en lo que parece que nos limita, que nos confronta. Es por eso que la solución suele proceder de observar desde nuevas perspectivas con ojos inocentes.
Te propongo un ejercicio: lee los dos primeros párrafos lo más rápido que puedas, fijándote en cuántas veces se repite la palabra “obstáculo” ¿cuántas son?…
Si te preguntaran ahora si aparece en esos párrafos la palabra “proceso”, quizá dudes en responder, ¿verdad? Esto me recuerda un bonito lema que alguien me contó:
Nutre con tu atención las oportunidades y mata de inanición a los obstáculos.
Gracias Carmela