El maestro coach: apoyando para construir sueños
Un viejo constructor se presentó en el despacho de su jefe tras 40 años de servicio ejemplar en la empresa para anunciar su jubilación. El jefe recibió la noticia con tristeza, pues se trataba de un empleado que había sido leal y diligente.
Antes de aceptar la jubilación el jefe le pidió un último favor a título personal, construir una última casa. El constructor aceptó la petición como deferencia al buen trató que siempre recibió, pero pronto quedó claro que no puso todo su corazón en este encargo. Ni siquiera desembaló las herramientas que tan buenos resultados le habían dado en los últimas cuatro décadas, se limitó a utilizar algunas que cogió de la oficina, pero echando de menos las más útiles.
Tomó atajos, usó materiales de poca calidad, los acabados distaban mucho de la perfección y cuidado que tanto caracterizó a aquel constructor y puso poco esfuerzo en su tarea con el fin de terminar lo antes posible.
El producto final estaba muy por debajo de sus estándares habituales, una manera decepcionante para poner fin a su carrera.
Una vez terminada la obra, en la mitad del tiempo acostumbrado, el jefe llegó a inspeccionar el resultado final. Tras echar un vistazo, sacó de su bolsillo unas llaves que entregó al constructor diciéndole: “Esta es tu casa, es un regalo que quiero hacerte para agradecer que siempre hayas sido un empleado ejemplar y honrado”.
El constructor se sintió sorprendido y avergonzado; si hubiera hecho las cosas con mayor entrega e ilusión, ahora tendría la casa de sus sueños donde pasar el resto de sus días.
Este pequeño relato refleja la situación actual en las escuelas. El mundo educativo nos plantea la flexibilidad necesaria para construir la escuela que queremos y tenemos a nuestra disposición infinidad de herramientas que ni siquiera hemos llegado a abrir, y mucho menos a utilizar.
El maestro coach se aleja del mero concepto de enseñar y transmitir conocimientos, para compaginarlo con el acompañamiento de los alumnos. Además de cuidar los componentes curriculares, esta nueva figura emergente apoya a los alumnos en el proceso de descubrimiento de identidad, haciéndoles responsables de sus actos a través de una gestión adecuada de emociones y sentimientos para alcanzar el éxito en sus vidas.
La mejor definición de coaching educativo me ha llegado a través de mi padre quien desde mi infancia me hizo ver la necesidad de hacer de aquel pequeño niño, el mejor hombre que pudiera llegar a ser y esa es, para mí, la esencia del coach maestro: “acompañar a Carlitos para que se convierta en el mejor Carlos de todos los Carlos posibles”.
Nosotros, como el constructor, tenemos en nuestras manos el diseño de la escuela del mañana, y de nosotros depende el uso de las herramientas, proyectos y esfuerzo.Pero nuestra misión no es la de construir escuelas, ni tan siquiera formar alumnos ejemplares; se trata de acompañarles en el camino de la gloria, para que sean ellos los constructores de las casas de su futuro:acercarles a una toma de conciencia sobre las herramientas que disponen y mostrarles cómo tener acceso a más, potenciar recursos como la creatividad para un diseño imaginativamente adecuado y llamar su atención sobre la importancia de responsabilizarse de sus actos para crear, de dentro a fuera, el mundo en el que quieren vivir.