El lenguaje de trance. Más allá de las palabras
La semana pasada he tenido la oportunidad de asistir a la formación de Stephen Gilligan, organizada por Allan Santos y su talentoso grupo. He podido ver en acción al gran maestro de la escuela denominada coaching generativo.
Gilligan, discípulo directo del mismísimo Erickson, mostró muy diferentes modos de acceder al inconsciente creativo.
¿Has oído eso de que sólo utilizamos menos del 10% del potencial de nuestra mente? Esa parte que no utilizamos es el inconsciente.
Podría decirse que no puedes dominar el inconsciente, pero sí sembrar en él aquello sobre lo que quieres que trabaje, para que consiga nuevas intuiciones. Las sesiones de trance permiten al inconsciente creativo fluir para conseguir soluciones con mucha mayor efectividad.
Desde mi punto de vista, el trance al estilo ericksoniano muestra de forma radicalmente clara los efectos de coaching. La principal diferencia con el coaching habitual es que el cliente habla muy poco.
El cliente tiene igualmente un objetivo y un obstáculo, pero la forma de encontrar recursos es vivir unaexperiencia internapara encontrarnuevas intuiciones.
En este proceso es ayudado por el coach… así también le denomina la escuela de Gilligan, mostrando la amplia concepción de este término que tienen figuras de máxima referencia como él o Dilts.
Estos son algunos elementos que el coaching generativo utiliza con máxima destreza, como verás comunes con el coaching clásico:
– Al problema lo denominan síntoma, al que se da la bienvenida con respeto. Se trata de un elemento que no encaja en el mapa actual del cliente. El proceso de integrar el síntoma en el mapa permite obtener un crecimiento cualitativo de la consciencia… el cliente acaba por comprender una porción mucho mayor de la realidad.
– El coach sostiene de forma amorosa y firme al coachee en este camino. La clave de integrar el “elemento que no encaja en el mapa” es apadrinarlo humanamente a él y al coachee.
– Al mismo tiempo, el coach fluye en la sugerencia sutil de estímulos. Con ellos, el inconsciente creativo del coachee despierta a intuiciones y sensaciones que proporcionan nuevas opciones más eficaces para el problema.
– El enfoque no está en cambiar la situación directamente, sino en cambiar la forma en que el cliente ve la situación, la forma de entenderla, para crear un nuevo mapa más completo. Desde ahí surgirán las acciones adecuadas.
Pude comprobar cómo Gilligan es una auténtica roca o un río durante la sesión, según lo que el cliente necesite en cada momento del proceso.