Dos elementos que pueden minar tu autoestima (y la de los demás)
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En base a mi experiencia, observando a las diferentes personas que he conocido en mi vida, podría decir que la autoestima es uno de los temas que más interés se presta. Y, si te paras pensar por un instante, tiene todo el sentido del mundo, ya que esta hace referencia a la valoración que se tiene sobre uno mismo.
Que por cierto, si eres como la mayoría de la gente, varía dependiendo de cómo esté tu estado de ánimo en ese preciso instante. Hay muchísimos elementos relacionados que podríamos tratar, pero básicamente en éste artículo voy hacer énfasis en dos, que considero sumamente importantes en el engranaje de esta palabra llamada autoestima.
El primero de ellos sería el juicio.
De los cuales podemos encontrar el juicio externo (los otros opinan y juzgan sobre ti) y el juicio interno (tú mismo te juzgas a ti mismo).
Los juicios son básicamente valoraciones que hacemos sobre algo, y como todo en esta vida pueda ser usado para iluminar tus días o simplemente oscurecerlos. Desde hace muchos años era consciente de esto. Sin embargo, tras empezar mi labor como coach, he caído en la cuenta de que, existen dos grandes males para tu querida autoestima que la inmensa mayoría comparten.
1 – Hacen suyos los juicios tóxicos de los demás.
Lo he visto incontables veces, personas que dan más validación a los juicios de otros (incluso cuando éstos a penas les conocen) que a los suyos propios. El problema aquí reside que, quién posea unas creencias más sólidas, una mayor asertividad, una mejor forma de comunicar… entre otros muchos elementos, va a terminar por arrastrar a la otra persona a su realidad. Es decir, que si alguien juzga alguna cosa sobre tu persona, acabará por convencerte de que es cierto y tú estás equivocado.
Cuando nos encontramos ante una situación similar, tenemos que ser muy cautos y no dar como verdad absoluta las palabras de la otra persona. Hemos de aceptar que cada uno es libre de pensar lo que quiera, de juzgar libremente. Pero por gracia o desgracia, las verdades absolutas no existen y únicamente vivimos con diferentes perspectivas sobre una misma cosa.
Por eso siempre, deberías preguntarte: ¿La información que me está dando esta persona me ayuda a crecer y mejorar como ser humano? Si no es así, ya sabes la respuesta. No es necesario que intentes convencer, ni dar razonamientos para que vea lo equivocado que está, simplemente no aceptas ni haces tuyos según que juicios.
2 – Se juzgan a sí mismos sin piedad.
Este punto sí que lo he observado en innumerables ocasiones, nosotros mismos somos nuestros peores enemigos y no tenemos piedad alguna a la hora de juzgarnos de la forma más contundente posible. Cuando te encuentras íntimamente con tu diálogo interno, mantén la calma y pregúntate: ¿Este juicio que estoy haciendo sobre mí mismo ha sido siempre así desde el día en que nací? Si la respuesta es negativa…. Entonces, ¿estaré dramatizando la situación?
Créeme si te digo que tendemos a dramatizar la mayoría de las situaciones, nos encanta el drama y dar a entender que nosotros tenemos un problema real. No digo en absoluto que en algunas ocasiones sea cierto. Pero, date la oportunidad de probar esto que te estoy diciendo.
El segundo elemento sería las comparaciones.
Este es otro mal que reside en una gran parte de la población, la tendencia inevitable de compararnos constantemente con los demás. ¿Y sabes qué? Que únicamente nos enfocamos en las virtudes que otros poseen, ensalzándolas de forma que quedemos a altura del betún.
Es posible que tu amiga sea más delgada que tú, o que tu compañero de trabajo se le de muy bien algo en concreto. Pero déjame decirte que tú posees una inmensa cantidad de cualidades que te posicionan por encima de otros. Todos tenemos algo que nos ensalza y cada uno ha de saber explotarlo. Unos serán mejor en unas cosas, y otros en otras. Y con este comentario no te estoy invitando a que te compares y te digas a ti mism@: “Ves, si es que soy mejor en esta cosa en concreto, así que estoy por encima”. Ni mucho menos, porque ahí estaría fomentando una falsa autoestima, simplemente hazte consciente de tus virtudes, de aquello que te da luz y te va a dar un pretexto para aumentar tu valoración sobre ti mismo.
Y por último, no menos importante. Como le escuche decir a Michael Jordan una vez: “La única persona con la que me comparo e intento superar día tras día, es a mí mismo”.
Cuánta razón en tan pocas palabras.
Te aseguro que si te vuelves consciente de estos dos elementos, y los utilizas de diferente forma, tu autoestima se mantendrá más elevada, será algo real (no ficticio) y brillarás como siempre estuviste destinado en este universo lleno de estrellas.