Desarrollo personal y aprendizajes en el Camino
Está claro que no vamos al Camino solamente a caminar y por un reto físico, o por creencias religiosas o filosóficas sean cuales sean. Nos volvemos peregrinos por un tiempo, porque buscamos algo. Es decir, porque necesitamos en algún momento dado de nuestras vidas, reencontrarnos, reconectarnos o despertar nuestra conciencia. Para mí el Camino es un retiro internacional e intercultural, lleno de magia, energía y causalidades, donde consigo reencontrarme, centrarme y llenarme de fuerza, paz y alegría.
Cada peregrino vuelve a casa con sus propios aprendizajes y experiencias, porque cada uno vive su propio camino. Acerca de lo aprendido Michael dice: “las ideas no eran nuevas para mí, pero la experiencia del Camino los llevo de nuevo a mí.”
Desde mi experiencia y gracias a las aportaciones de los peregrinos mencionados en el primer apartado, estos son algunos de los aprendizajes que hemos sacado en común durante el Camino:
- Control mental: Llegamos al Camino abarrotados de pensamientos, ideas desordenadas y perdidos. Poco a poco según pasan los días y nos vamos centrando en nuestro único objetivo que es hacer la etapa de cada día, parece que conseguimos calmar la mente centrándonos en lo que estamos haciendo en ese momento.
Esto es lo que comenta Iñaki: “Me di cuenta de lo esclavos que somos de los pensamientos, de cómo nos condicionan las ideas que nos pasan por la cabeza en situaciones cotidianas. Pensar en positivo nos hace afrontar situaciones difíciles de un modo diferente. Es lo que más claro he sacado del camino.”
- Autoconocimiento: Día a día vamos reconociendo nuestros miedos y obstáculos que surgen en cada etapa, y también conociendo a nuestro cuerpo físico, hasta donde forzarlo y donde pararlo, apreciarlo y aprender a cuidarlo para poder seguir adelante, ya que es nuestra armadura principal en el Camino. Pero también vamos conociendo nuestras emociones tanto negativas como positivas. Mientras caminamos hay mucho tiempo para sentir, pensar e identificar el origen de cada emoción y después soltarlos y liberarnos de ellos, sea a solas o sea en una breve conversación con un peregrino que se presta a escucharte sin juzgarte..
Respecto a la negatividad y frustraciones que llevamos encima, esto es lo que dice David: “En el camino muchas veces cargamos en la mochila cosas que realmente no nos son necesarias, y al final, con los kilometros este peso además nos crea lesiones, tendinitis…. en la vida nos pasa lo mismo, muchas veces cargamos con negatividad, malos recuerdos, etc… que no nos aportan nada bueno.”
- Superación: Alcanzar la meta a pesar de los contratiempos es un chute de energía para la autoestima. Cuando logramos las metas, y vamos avanzando etapa a etapa, es cuando nos damos cuenta de la capacidad de sufrimiento y superación que tenemos por conseguir lo que deseamos. Los límites físicos y mentales que creíamos que teníamos cuando empezamos el Camino dejan de existir y nos sorprendemos a nosotros mismos.
- Automotivación: Cuando establecemos el objetivo del día claramente y con convicción, cogemos todas las fuerzas que tenemos para conseguirlo, sea como sea. Incluso cuando hay complicaciones, hacemos lo que sea para superarlos y buscar alternativas, otras vías, para seguir hacia delante hasta conseguir nuestro reto o por lo menos acercarnos.
- Gratitud: Creo que todos los peregrinos agradecemos (cada uno a su manera) haber superado cada etapa y que se hayan dado las circunstancias que cada uno necesitaba cada día. Este es un hábito que deberíamos tenerlo en nuestro día a día. Ser agradecido y felicitarte al final del día por las cosas que hayas hecho bien.
- Perdón: En mi caso personal, una parte de mí también fue en busca de un perdón por los errores cometidos en el pasado, y resulta que lo que conseguí fue perdonarme a mi misma, y eso me dio mucha paz interior.
- Aceptación: Aprendemos a aceptar el dolor y el sufrimiento, tanto a nivel físico como en el psíquico porque no te queda otro remedio que seguir hacia delante si quieres llegar a tu siguiente etapa. También aprendemos a estar positivos para conseguirlo cueste lo que cueste, y pase lo que pase. De hecho, nunca te falta una sonrisa o un buen deseo de cualquier peregrino.
- Vivir el ahora: Aprendes a vivir en el ahora, y sentir y apreciar pequeñas cosas, que a su vez son grandes, tales como los amaneceres, los atardeceres, la orientación con el sol, la belleza de la naturaleza que va cambiando según avanzas hacia el oeste, las personas que te acompañan en cada momento, las risas, las comidas, los olores, la música… Dejarte invadir por pequeños placeres que hay en cada momento delante de tus ojos y cada paso que das, es sentir el Camino.
Francisco comenta que se dio cuenta de que tenía que tomarse la vida un poco más como si fuera una aventura, sin tanto cuidado ni previsión, sin tenerlo todo bajo control.
Y Michael dice: Es mejor concentrarte en el deber actual, que estar haciendo y pensando en muchas cosas simultáneamente. No es importante dónde estás, sino lo que estás haciendo.
- Valorar las relaciones humanas: Volvemos a casa valorando más las relaciones entre las personas porque de no conocernos de nada, terminamos compartiendo lo que nos hace falta (pomadas, vendajes, comida, consejos, apoyo…), haciéndonos reír uno a otro, contándonos nuestras historias, experiencias, y nuestro pasado, motivándonos unos a otros, respetándonos y escuchándonos… y eso es lo que en parte hace que el Camino sea especial. Gracias a esto, mantenemos amistades que duran aun estando a larga distancia. Nos une una gran experiencia vital en el cual si no hubiésemos coincidido como coincidimos todo hubiese sido diferente.
Michael me cuenta que mantiene la alegría de estar en un camino con buenos amigos. Un homenaje a Larraitz y Roland. Gracias a vosotros Michael y Roland por hacerme reír muchísimo cuando más lo necesitaba, por escucharnos con admiración a pesar de nuestra diferencia de edad y por haber llegado juntos a Santiago el día de mi cumpleaños, rematándolo caminando juntos hasta Finisterre y disfrutando de un atardecer increíble en el Fin del Mundo.
Son muchos los aprendizajes del Camino. Aquí os he mostrado algunos, y seguro que a algún peregrino se le habrán ocurrido ahora mismo unos cuantos más. Pero como bien sabemos, todo lo aprendido nos debe servir de algo en nuestras vidas, y en este caso, la cuestión es ¿Cómo voy a mantener vivo y presente todo lo que integre en el Camino, en mi vida y en el día a día? De esto y de la parte mágica del Camino os hablaré en la siguiente publicación.
Os espero….