4 herramientas para trabajar el proceso de Coaching
En el trabajo de un proceso de Coaching es necesario realizar un trabajo intenso con uno mismo bajo las directrices del Coach. En éste suelen emplearse herramientas que facilitan la labor de análisis interno que se debe realizar y sin las cuales sería mucho más trabajoso y lento concentrarse en el mismo. Toda ayuda es poca para desbrozar el, en ocasiones, intrincado camino hasta la obtención de respuestas.
Algunas de esas herramientas pueden emplearse (y de hecho así se recomienda) para realizar ese mismo trabajo en el tiempo, puesto que su uso genera el automatismo de una revisión permanente, y esta circunstancia induce en el ánimo de la persona una mejor disposición para evitar bloqueos y autosabotajes que, debido a nuestra condición humana, se nos presentan de cuando en vez, en ocasiones más veces de las deseadas.
Vamos a reflejar aquí cuatro herramientas muy sencillas que pueden emplearse de manera sistemática para que en el proceso de Coaching la persona pueda realizar la labor mas dificil de todas, la de indagar en si mismo y a la vez el coach pueda contar con datos valiosos para poder facilitar el trabajo.
Lo primero es partir de la base del reconocimiento y la identificación de la existencia de un dilema propio que con las actuales armas que se poseen no nos resulta viable solucionar. A partir de ahí existen varios recursos para que empleemos:
1) Ejercicio de definición del estado deseado a partir del estado problemático (si existe algo que no nos gusta y deseamos cambiar es que existe algo que queremos obtener):
Es un cuestionario breve en el que el interesado debe indicar que es específicamente lo que quiere dejar de hacer o evitar y por lo tanto cambiar. A partir de ahí se le pide que defina y reflexione acerca de que es lo opuesto a eso que quiere modificar y se le sitúa en un hipotético futuro en el cual el objetivo se ha logrado. Esto tiene como objeto hacer reflexionar acerca de cómo imagina ese objetivo sin trabas, para empezar a construir el camino desde ese punto y analizar con más facilidad lo que hace falta para llegar a esa situación, que si se hiciera desde cero, método que habitualmente, al no tener fijado un objetivo claro y concreto al cual llegar, consume muchos recursos y esfuerzo, llevando a no finalizarlo en la mayoría de ocasiones.
2) Ejercicio de encuadre del objetivo e inicio del plan de acción (o también llamado de obtención de objetivos):
Este es un cuestionario sencillo, pero primordial. Permite, una vez definido el objetivo, enmarcarlo o encuadrarlo temporalmente. Es decir, indicar cuál es el tiempo para lograrlo. Sólo a partir de aquí podremos construir un verdadero plan de acción, que contemple además objetivos intermedios (si es a medio o largo plazo) y dos cosas muy importantes: Que indicativos, que información necesitamos conocer a lo largo del tiempo en cada objetivo intermedio para saber que estamos haciendo bien las cosas y definir cuál va a ser el primer paso a dar y en qué momento, es decir, cuando y con qué empezará el proceso, elemento que induce a situar al sujeto en uno de los principios del Coaching, la acción. Por último, también se pide que se reflexione acerca de las ayudas externas a uno mismo con las que se puede contar para alcanzar el objetivo. Con esa información, puede empezarse a construir un primer plan de acción, todavía no pulido, pero bastante indicativo.
3) Análisis de debilidades y puntos de mejora en relación al objetivo:
Esta es una herramienta derivada del famoso análisis DAFO que se emplea en Marketing. En este caso solo vamos a considerar nuestras propias fortalezas y debilidades, entendidas como áreas de mejora, siempre en relación al objetivo que hemos definido. Es decir, de que carecemos o tenemos déficit y por tanto que necesitamos específicamente y que cualidades poseemos que nos pueden ayudar en la consecución del objetivo.
4) Ejercicio de la identificación de barreras y de resistencia al cambio:
Este cuestionario permite establecer la disposición para el cambio propio y que barreras o problemas podemos encontrar en el camino. El objetivo, como es lógico, es tener presente los principales «saboteadores» que podemos tener en relación a nuestro plan de acción, que son básicamente dos: nuestro grado de compromiso para con nosotros mismos en cambiar y nuestras creencias y juicios limitativos. El tenerlas en un papel, en negro sobre blanco, implica poder conocerlas (habitualmente están pero las tenemos tan integradas que ni las vemos), analizarlas, y si constituyen un problema para nuestros fines, desmontarlas.
Como podemos observar, el proceso de coaching no solo se soporta en la escucha, la observación y la reflexión, sino que cuenta con variadas herramientas que facilitan tanto el trabajo del coach como el posterior del cliente. En cualquier caso siempre es aconsejable utilizarlas bajo la supervisión de un profesional, para que no pierdan ni un ápice de su efectividad.
José Barroso
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