Bases para una Educación sobre los ilímites, por Iago Santalla
Desde hace tiempo tengo la impresión de que cuando se habla de educación en este país, nos perdemos en eternos debates sobre contenidos que en ningún caso resultan fundamentales para la vida futura de la persona en formación. A parte de esto, existe una tendencia a la uniformización intelectual a través del establecimiento de criterios evaluativos comunes, en muchos casos demasiado rígidos. Si bien es cierto que tiene que haber una base común que fije unos contenidos mínimos exigibles, no lo es menos que es posible dirigir al alumno hacia las áreas de conocimiento en las que su desarrollo es superior. En otras palabras, es posible reformar el currículum para dirigir a la persona a su ilímite, buscando con ella el área en la que tenga la seguridad de dar lo mejor de sí misma a la vez que accede a su autorrealización.
Con estos principios se puede desarrollar un decálogo que sirva como base tanto en ámbitos educativos formales como no formales. En primer lugar, deberíamos educar para la realidad que la persona vive día a día, esto quiere decir que cada disciplina debe partir del contexto concreto en el que se produce la transmisión de conocimientos, y para eso es imprescindible un contacto constante con el medio físico y social del educando.
En segundo lugar, es necesario educar para una realidad compleja y diversa que reconozca en la diferencia una fuente de conocimiento y una forma de enriquecerse mutuamente; para eso se propone la teoría poliédrica, una herramienta de visualización que intenta dar al educando enfoques múltiples en la resolución de conflictos y problemas.
Con este enfoque, el educador diseña su estrategia basándose en una pedagogía de la pregunta que permita al educando transformar el contenido y crear las circunstancias necesarias para aquello que desea construir. Se trata de que cada educando corra su propia carrera, y construya unas metas realistas de acuerdo con sus propias capacidades. Aquí entra en juego una proactividad que cada vez resulta más imprescindible para la vida.
Se trata de que el educador se convierta en un coach que acompañe a la persona en su crecimiento intelectual, dándole herramientas para descubrir y descubrirse; sin que esto suponga negarle la oportunidad de transformar el conocimiento. Una educación sin verdades absolutas que regale a la persona su bien más preciado: la capacidad de pensar por sí misma. Una educación permanente y horizontal en la que educador y educando aprenden y crecen en comunión.
IAGO SANTALLA será uno de los ponentes de las próximas Xornadas Internacionais de Coaching, si deseas conocerlo en persona, estará el 11 y 12 de Octubre en las XIC12, en Santiago de Compostela. Más informaciones en www.xornadascoaching.es