¿Por qué utilizamos en castellano la palabra «coaching»?
Es una pena que no exista una palabra en español para el término coaching, lo que haría más fácil su divulgación. La traducción literal a nuestro idioma sería “entrenamiento”, pero lo que entendemos por este concepto no se corresponde exactamente con lo que significa coaching como nueva profesión o disciplina en inglés, esto es, un entrenamiento con una metodología y una orientación muy concreta que posee además un marco de presuposiciones específico. Debido a este carácter particular, utilizar “entrenamiento” podría llevar a confusión. De este modo, coaching comenzó a utilizarse tanto en español como en la gran mayoría de los idiomas: francés, alemán, italiano, portugués (aunque en Brasil le denominan entrenamento) holandés, polaco, sueco,…
Una manera de incorporar este nuevo término al español de manera menos artificial habría sido a través de un neologismo, es decir, de una palabra nueva. Hasta hace bien poco, para la creación de neologismos se recurría a las lenguas clásicas. Ante una realidad recién nacida, se tomaban raíces griegas o latinas y se construía un vocablo que hasta entonces no existía como tal. Éste no se sentía extraño al idioma porque de alguna manera se mantenía fiel a sus raíces. De este modo palabras nacidas en el s. XX como “astronauta”, “teléfono”, “televisión”, “audífono” pasaron a formar parte de nuestro vocabulario con total naturalidad.
Pero la triste infravaloración de nuestro pasado lingüístico así como la relevancia que ha ido cobrando el inglés como lengua de comunicación internacional, han ido reduciendo la aparición de neologismos a favor de los denominados “préstamos lingüísticos”, es decir, de palabras adoptadas directamente de otras lenguas, en especial del inglés. El término coaching, lo mismo que marketing, byte … pertenecen a esta categoría, concretamente a los prestamos llamados “anglicismos”.
Aunque los préstamos lingüísticos son en su mayoría de procedencia anglosajona, existen algunas incorporaciones que provienen de otras lenguas. La voz “coche”, por ejemplo, es de origen húngaro mientras que “robot” viene del checo robota, palabra que significa trabajo. Algunos préstamos se han acabado adaptando a la grafía española. Es el caso de “yogur”, que proviene del francés yogourt. Otros, como marketing poseen un vocablo correspondiente en español que no se usa. ¿Quién ha oído hablar alguna vez de la “mercadotecnia”?
Con respecto al término que nos ocupa, decirte que se utiliza a veces una solución intermedia que españoliza la palabra inglesa y la introduce en la primera conjugación verbal, la más productiva de nuestro idioma. “Coachear” es un vocablo que en ciertos ambientes se comienza a utilizar. Por lo de ahora resulta imposible valorar si tendrá en un futuro la fuerza suficiente para que su uso cuaje y se generalice desplazando al préstamo inglés. Sólo el tiempo lo dirá.
Artículo elaborado conjuntamente con Charo Pita