La rutina de tan sólo 15 minutos que aumentará tu rendimiento laboral.
La reflexión crítica, repasando por escrito lo que hemos hecho bien o mal al final de nuestra jornada de trabajo, aumenta la motivación y mejora el rendimiento laboral a corto y largo plazo. En las empresas no son muchos los gestores de personal que parecen conscientes de ello, pero un grupo de expertos académicos en management de la Harvard Business School lo tiene claro y ha tratado de demostrarlo en números: los empleados que realizan esta suerte de examen de conciencia rinden casi un 23% más que el resto.
La investigación de este equipo de investigadores, titulada Learning by Thinking: How Reflection Aids Performance, concluye que con 15 minutos al día es suficiente para generar este positivo cambio en los trabajadores. “Cuando la gente tiene el tiempo y la oportunidad de reflexionar sobre lo que ha hecho es más susceptible a corregir defectos y ponerse retos, por lo que aumenta su esfuerzo y su motivación para hacer las cosas de la mejor forma posible”, explica la profesora Francesca Gino, una de las autoras del estudio.
Una simple rutina con la que, en pocos días, se logrará una mayor eficiencia, motivación y potenciación de algunas de las actitudes más demandadas hoy en día por el mercado laboral: capacidad de superación, iniciativa y optimismo. Los beneficios de esta actividad son tan elevados, que los investigadores aseguran que realizarla en horario laboral no es una pérdida de tiempo, sino todo lo contrario.
Resultados positivos al cabo de diez días
Para demostrar estas teorías, los autores del estudio realizaron varios experimentos en empresas, siendo uno de los más grandes el llevado a cabo en la firma de outsourcing Wipro. Los investigadores dividieron a los nuevos empleados en dos grupos. Uno de ellos se mezcló con el personal que ya dedicaba 15 minutos al día a reflexionar sobre su trabajo, y se pidió a los participantes que hiciesen lo mismo. El otro grupo se colocó con los empleados que no realizaban esta tarea, y en su lugar destinaban ese cuarto de hora a seguir trabajando.
El resultado fue que, en tan solo diez días, los nuevos trabajadores presentaron un rendimiento muy superior al del grupo de control, casi un tercio más. “Aunque pueda parecer una contradicción, en el cómputo general es mucho más rentable restar 15 minutos al horario laboral para destinarlos a esta tarea de reflexión y motivación que seguir trabajando”, asegura Gino.
El grupo de profesores que aplicaron este experimento, en el caso concreto de una empresa, llevaba ya un tiempo exigiendo a sus alumnos que practicasen esta suerte de meditación. Después de cada clase teórica dedican un cuarto de hora a recuperar las principales ideas de la lección, valorarlas y remarcar los elementos sobre los que se necesite aclarar algo o profundizar más el estudio. Un ejercicio que también sirve al profesor para enfocar mejor sus próximas clases y aprovechar más el tiempo.
Mejor por escrito
Una rutina diaria que apenas conlleva tiempo y que, según afirman sus defensores, es aplicable en todo tipo de empresas y organizaciones. “Reflexionar sobre los éxitos y los fracasos de cada jornada nos permite sacar lecciones que podremos incorporar al día siguiente”, indican.
Una parte importante de este ejercicio de reflexión consiste en anotar las ideas. De este modo, añade, se memorizan mejor las lecciones y se podrán consultar a posteriori aquellas cuestiones sobre las que surjan dudas. Diversas investigaciones psicológicas han concluido que plasmar por escrito las experiencias ayuda a reforzarlas y recordarlas. Una forma de “codificación” muy útil que, además, evita que divaguemos en lo accesorio y vayamos directamente al grano, sin caer en posibles alteraciones de la realidad en las que puede incurrir nuestra mente.
Fuente: El Confidencial