Invierte en ti
Melisa Terriza. Coach internacional certificada por ICC
Quiero hacer varias cositas este año: ir a algún festival, pegarme unas buenas vacas fuera de España, renovar un poco el armario y algún plan de finde tendré que hacer hasta que lleguen las vacaciones de Navidad, que si no la vuelta a la rutina, se me va a hacer insoportable.
Este pensamiento me ayudaba a que los días en la oficina se me hicieran más llevaderos pensando en la cantidad de cosas que iba a hacer. Me imaginaba en una casita rural o bailando en un concierto y se me ponía una sonrisa en la cara… Hasta que me entraba un nuevo e-mail con otro marrón que solucionar. Todos los planes que montaba, tenían muy buena pinta: vacas, conciertos, cenas, salidas. Sin embargo, había algo que no terminaba de cuadrar y ese «algo» era yo.
Mientras hacía todas esas cosas, pasaba que las había idealizado tanto y creía que iba a ser tan tan feliz haciéndolas, que luego la realidad me daba de morros y acababa un poco frustrada. Podía pasar que el sonido del concierto fuera horroroso, estuviera cansada y en lugar de disfrutar de las canciones de lo que disfrutaba era de imaginarme durmiendo a gustito en mi cama. También podía pasar que la casa del Airbnb que había escogido era mucho mejor en la foto que en la realidad y que además me saliera uno de mis herpes en el labio que me fastidiaba las vacaciones. Y otra de las cosas que podían pasar es que el camarero del restaurante fuera un borde y me fastidiara la cena. Total, un desastre.
De lo que no me daba cuenta era de que el problema no era ni el sonido ni la casa ni el camarero, el problema era que yo no conseguía encontrarme 100% a gusto en ningún sitio, porque con quién no estaba a gusto era conmigo misma y claro… yo tengo la extraña manía de llevarme a mi misma a todas partes así que, mal apaño.
Tras muchos años repitiendo el mismo bucle, me dí cuenta de que necesitaba invertir mi dinero en algo distinto, en estar a gustito conmigo misma. Sin embargo, cuando volvía a la rutina, se me ocurrían un montón de excusas para no hacer ese algo distinto, una de las más recurrentes era la de «no tengo un duro». Sin embargo, si que lo tenía, lo que pasa es que me lo estaba gastando en otras cosas.
Cuando me planteé hacer una sesión de coaching o apuntarme a meditación, pensé que era muy caro y que no me lo podía permitir. A día de hoy, sé que el dinero invertido en cualquiera de estas cosas (y que es bastante menos de lo que me cuesta ir a un festival o pegarme las megavacaciones) es la mejor forma de asegurarme estar a gusto conmigo misma y eso, no tiene precio:
La vacas duran 1 semana (con suerte), el festival 3, la cena 2 horas, la ilusión de estrenar una camiseta 1. Estar a gusto conmigo misma me dura las 24 horas al día, los 7 días de la semana y me lo llevo puesto todo el rato. El saber que me cuido y que me quiero es una de las sensaciones de felicidad más duraderas que conozco y, además cuando hago algún nuevo plan desde ese a gustito conmigo, los disfruto el triple así que, dinero rentabilizado 100%.
Por ello, te invito a que si tu también tienes la sensación de que no estás a gusto en ningún sitio, revises en qué vas invertir para solucionarlo. Y yo, siempre siempre siempre, te invitaré a que inviertas en TI.
———————
Blog de Melisa Terriza: www.melisaterriza.com/ post/malvada