Emprender con olfato es una cuestión de cerebro
En realidad podría considerarse que el título mismo del post es una “boutade”. El olfato, las glándulas olfativas, no son solo sino sensores (sofisticadísimos eso sí) que envían información al cerebro donde se desarrolla el consabido y complejo proceso de reacciones químicas, impulsos eléctricos y conexiones neuronales que hacen que identifiquemos el tipo de olor, el “a qué huele” del que se trate.
Pero este post no tiene que ver mucho con el olfato como mecanismo biológico, sino mas bien la reflexión viene centrada en ese olfato metafórico que se le presupone al que se lanza a emprender, a utilizar su esfuerzo, trabajo y arriesgar su patrimonio en iniciar y mantener una actividad empresarial.
Es preciso para ello que se desarrolle convenientemente y para ello es necesario enseñarlo y entrenarlo, como se va haciendo con el olfato biológico desde pequeño. No olvidemos que el cerebro es un disco duro casi en blanco, únicamente con el sistema operativo y ciertos programas “ocultos” que se van activando ante interacciones exteriores, pero todas las bases de datos, el alimento para que funcionen los programas, van adquiriéndose a través de estímulos exteriores día a día. Con el olfato metafórico pasa lo mismo. Es preciso entrenar el cerebro para ir “oliendo” esas oportunidades que van a ir apareciendo y distinguir las que pueden ser adecuadas de las que no y en las que debemos de centrarnos.
Dicho entrenamiento consiste en el uso del denominado sistema reticular ascendente, cuya misión es fijar nuestra atención en lo que es más relevante para nosotros. Es la explicación de que, por ejemplo, si estás embarazada o tú pareja lo está, “sólo” veas embarazadas por la calle.
Pero hay una sutil diferencia en ese entrenamiento. Mientras que con el olfato biológico, el único problema, además de poder percibir olores más o menos desagradables, es que pueda existir una lesión en el cerebro que evite que podamos desarrollar por completo nuestra capacidad olfativa (en cualquier caso ajena a nuestra voluntad), en el caso del buen desarrollo del olfato metafórico pueden influir, por mucho interés que pongamos, ciertos elementos perturbadores que hagan que no funcione bien el mecanismo del aprendizaje. Y aquí aparecen nuestras queridas creencias, juicios y presupuestos, aprendidas y hechas poco a poco invisibles a nuestros ojos, que pueden encargarse de distraer y engañar al maravilloso sistema reticular ascendente.
Aquí puede ser de gran valor para la persona que se decide a emprender, de inmenso valor, el acompañamiento de un coach. Puesto que, cuando existen creencias que nos digan que la oportunidad que “olemos” no es para nosotros, nuestra atención se fijará sola y exclusivamente en todos aquellos elementos y actitudes que así lo atestigüen, en lugar de fijarse en las que no lo hagan. A la inversa, si mediante el acompañamiento de un coach conseguimos desterrar creencias limitadoras autoimpuestas, podremos fijar más fácilmente nuestra atención en esas oportunidades y nuestro perfecto mecanismo cerebral las identificará. Aparecerán entonces más y más, puesto que nuestro sistema reticular ascendente está preparado para hacer que nuestro cerebro las “huela” cada vez que se presenten.
Así que ya sabes, entrenarte y no solo aprender, es fundamental para emprender.
Un pequeño añadido final: Aprovecho para poner aquí algo en evidencia, delante de colegas y lectores, de este magnífico portal, interesados en el Coaching, que últimamente me ronda la cabeza y que me gustaría al menos evidenciar. ¿Por qué a la persona que cumple las condiciones indicadas en el segundo párrafo del post se la denomina “emprendedor/a” y no Empresario/a? ¿Qué es “emprendedor/a” más que una castellanización de “entrepreneur”, que significa lo mismo? Para mí un/a Empresario/a lo es desde el minuto uno que decide poner su trabajo y su dinero en juego en una actividad empresarial, ya lo he dicho antes. ¿Por qué entonces no se habla de Empresarios/as y sí de Emprendedores/as? (Otra cosa es decir que un/a Empresario/a emprende, que es perfectamente aceptable). ¿Qué tiene la palabra Empresario/a? Ahí lo dejo, para reflexión.
Coach y formador José Barroso
josebarroso.com.es – coachingparatodos.com
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