Conceptos básicos de Coaching
Objetivos, deseos y valores
Nuestros deseos conducen a nuestro comportamiento y, a veces, son tan fuertes y ambiciosos que nos llevan a un cambio. Para ello, es necesario que se definan como objetivos: precisos, positivos y en nuestra área de responsabilidad.
Estos objetivos deben ser congruentes con nuestra identidad, tienen que observar y reforzar nuestros valores. Tenemos que verificar que el proceso de coaching que estamos haciendo para conseguir nuestro objetivo también es congruente con nuestros valores (es ecológico). Los valores serán la gasolina para nuestro viaje, nuestra motivación se basan en ellos.
Recursos
Ya tenemos muchos elementos que nos ayudarán a lograr el objetivo. A veces no son fáciles de reconocer, la técnica del coaching nos ayuda a hacerlo. Un ejemplo de recursos son:
• Nuestras capacidades (que ya tenemos o que se puede desarrollar).
• Nuestros estados de ánimo o actitudes más productivas.
• Libros, vídeos,…
• Las personas de nuestro entorno que nos puede ayudar.
• Modelos que podemos encontrar en personas de nuestro entorno o que conocemos en el exterior.
• Las propias circunstancias, que encierran nuestra gran lección de ese momento.
Las preguntas son las respuestas
El coach tiene que ayudar a la persona a reconocer su camino a la meta, pues ella tiene las respuestas, que vendrán a partir de las preguntas que el coach le formulará. Escuchar es la competencia clave a ser desarrollada y utilizada por el coach, porque la pregunta surge de lo que el cliente está pensando. El coach debe mantenerse unido al hilo de los pensamientos del cliente.
Las preguntas son necesariamente planteadas desde el exterior (un profesional en este caso) ya que el cliente no tiene la perspectiva necesaria para lograr su objetivo, porque es su tren de pensamiento y su perspectiva de la realidad lo que lo conduce a su problema actual, a la presente encrucijada.
Creencias limitantes
«Los obstáculos son creados en el mundo exterior sobre la base de las creencias limitantes de nuestra mente». Estas creencias fueron muy importantes en nuestro pasado, nuestro sistema de creencias avala nuestra forma de ver el mundo. A veces vienen de experiencias y a veces de otras personas (con frecuencia de nuestros padres y las autoridades de nuestra infancia).
Cuando necesitamos un cambio en nuestra vida tenemos que revisar nuestras creencias, más profundamente en función de la profundidad del cambio. Algunas creencias nos estarán limitando y debemos localizarlas para resolver esa incongruencia. Por tanto, una creencia válida antes se convierte en creencia limitante.
Las creencias también involucran a nuestros temores, son una señal de la parte de nosotros que nos detiene. Este cambio necesita de apoyo cognitivo (detectar pensamientos) y anímico, que es la labor del coach.
La manera de debilitar a estas creencias que crecen en la sombra es mediante tareas (acción) que arrojen luz sobre ellas (retroalimentacióCn, información) y sobre posibles creencias alternativas más eficaces.
Las creencias poderosas son una parte importante del cambio. Usted debe encontrar nuevas creencias que sustituyan a las antiguas y que le permitan cambiar. Las suposiciones creadas por la PNL son especialmente poderosas.
Los hábitos
Son conductas que llevamos a cabo de forma automática, sin pensar, por lo que están profundamente integradas en nosotros y por ello son tan difíciles de cambiar.
Los hábitos nos resultan imprescindibles, pues nos ayudan a hacer nuestras actividades sin tener que gastar mucha energía (atención), por lo que las repetiremos con mayor eficacia y rapidez.
Los viejos hábitos que nos proponemos transformar son la personificación en nuestro día a día del sistema de creencias antiguas y la vieja situación que queremos cambiar.
Las principales herramientas para modificar los hábitos que tienen que cambiar son:
• La auto-observación
• La conciencia de que existen y cómo me afectan.
• Tareas que debiliten los viejos hábitos.
• Anclajes y recordatorios para los nuevos hábitos que nos recuerdan nuestro proceso de cambio.
Los hábitos y las creencias, las dos dimensiones del cambio: son el espacio exterior e interior de la persona, respectivamente, donde la batalla por el cambio está teniendo lugar.