¿Cómo saber que un objetivo no es imposible?
La semana pasada un alumno muy especial me hizo esta pregunta, mi hermano Iván. La respuesta es, desde mi punto de vista, sencilla: «no puedes saberlo si no lo intentas«.
Y eso fue lo que contesté, pero la verdad es que con esta habitual pregunta se provocan cuestiones del máximo interés para el coaching y para el desarrollo personal. Así que pensé que no quiero desperdiciar una buena pregunta… ¡A por ella!
¿Desde qué perspectiva lo estás mirando?
He visto cómo una persona comenzaba una sesión de coaching ahogada por sentirse impotente y agresiva ante su jefe. Se sorprendió al darse cuenta de algo que había pasado por alto: en el pasado había conseguido una relación inmejorable que con un jefe mucho más difícil.
Automáticamente comenzó a tomar consciencia de lo que sentía y a desenredar la madeja. Encontró una forma más saludable de enfocar esta relación. Se planteó olvidar lo que esperaba de él y plantearse esa relación como un desafío para entrenar su inteligencia emocional, de la que por otra parte se sentía orgullosa.
Algo parecido recuerdo de un cliente que deseaba cambiar de trabajo. De un muro creado por sus propios miedos pasó a observar posibles opciones y, con calma y realismo, construir su transición hacia su trabajo soñado.
Todo dependió de la perspectiva desde la que miraba a su objetivo y al obstáculo.
Incluso disponiendo de los mismos recursos, un mismo objetivo puede ser sencillo para una persona y difícil para otra. Ésta es una forma de entender las inmensas posibilidades de pensar un mismo objetivo así como el obstáculo que nos impide llegar a él.
Cuando miras de frente a tu objetivo y a tu obstáculo, tienes una visión mucho más realista de lo que es posible. Antes, el miedo tanto a escucharte a ti mismo como a lo desconocido te hace cerrar los ojos… ¿Alguien puede culparte de querer abrirlos?
Mil calles llevan hacia tu reto
Edward de Bono explica muy bien un proceso que se utiliza en coaching (aunque para nada pensó en ello cuando desarrolló su pensamiento creativo): Imagina que has conseguido tu objetivo… ahora mira hacia atrás ¿qué ha pasado?
Este mismo proceso es el que desarrollamos en coaching, poniendo en primer plano además el valor que hay detrás del objetivo. Esto te pone en contacto con tu motivación más auténtica y, por tanto, da una enorme fuerza a tu capacidad de pensar…
No es esfuerzo lo que el coach pide al coachee ¡Buscamos la mejor opción, el pensamiento más brillante!… ¡Queremos la mejor versión del que piensa!
La vida, un deporte de riesgo
Crearemos nuevas opciones para alcanzar el objetivo y al final podremos contestar a la pregunta inicial de forma más realista, gracias a un mapa mucho más completo… ¿Es posible el objetivo?
La respuesta vendrá de sopesar las alternativas y nuestra motivación de conseguirlo, ahora muy claramente percibidas.
Después de ese análisis, el cuerpo te dará la respuesta ¿lo ves o no lo ves?
Aún así, nada está garantizado y los objetivos aparentemente más sencillos pueden abandonarse a las primeras de cambio, igual que las hazañas más increíbles siguen consiguiéndose cada día.
El coaching puede verse como una metodología para conseguir nuestros sueños corriendo los menores riesgos posibles y en equilibrio con todos los demás campos de nuestra vida.
«Con una entrega total, todo el que quiere puede».
Víctor Ullate, bailarín, Magazín El Mundo 10/02/2013.
Sugerimos leer: Pensar con el cuerpo. Más allá del lenguaje no verbal