Cómo mantener presente lo aprendido en el Camino
En mi caso personal, durante el día o ante retos, consigo tener presente lo aprendido en el Camino gracias a pequeñas cosas. Por ejemplo, cuando percibo momentos especiales o cosas que me recuerdan al Camino, viendo un amanecer, observando a peregrinos caminando, en los pequeños retos diarios, con olores que me traen recuerdos, con canciones que escuché durante el Camino y que compartí, con una conversación con un buen amigo, mirando fotos, y sobretodo con algo que compré en Santiago de Compostela como homenaje, el cual llevo encima todos los días y siento alegría, fuerza y satisfacción cada vez que lo miro.
En cuanto a los demás peregrinos, esto me han comentado:
“Procuro despertarme pronto para aprovechar el día. Hacer muchas cosas durante el día, que consiguen hacerme bien al final del día.” (Iñaki Urzelai, San Sebastián).
“Considerar cada día como una etapa del Camino.”(Diego Morante, Madrid)
“Tengo una frase que me digo a mí misma cuando estoy ante una situación difícil: Si pude terminar el Camino, puedo hacer esto”. (Saida Grazia, México)
Y supongo que David lo recordará todos sus días al haber encontrado en el Camino a su actual mujer, Diana (Italia), quienes son padres de dos niñas preciosas.
La magia del Camino
Cuando alguien me pregunta si es cierto que hay algo especial en el Camino, siempre digo que sí. Pero a la hora de definirlo tenía dificultades y hasta ahora me basaba en contar mis experiencias o anécdotas especiales vividas.
Escribiendo este artículo me dí cuenta de que para qué iba a ponerle mis palabras a esa “magia”, cuando tenemos un mensaje de 2.000 años de antigüedad que lo explica muy bien:
«En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá».(Mateo 7,7-12):
Y yo le añadiría: y hacedlo desde el corazón y la humildad.
Cuando uno empieza a sentirse parte del camino, a conocerse más, a estar alineado y conectado consigo mismo y con el Camino, es cuando aparece parte de la magia. Empiezan a aparecer señales, personas, recursos, conversaciones, compañeros de camino con quien te compenetras bien, respuestas a tus preguntas, etc. Esta experiencia nos llena emocional y espiritualmente.
El Camino es la metáfora de la Vida: La Vida siempre te da los elementos que necesitas cuando se presente esa necesidad.
A mi modo de ver una pequeña parte de la magia del Camino es ser consciente e integrar este mensaje. Pero como bien he dicho esto es solo una pequeña parte de lo que hay, el resto es mejor percibirlo siendo peregrino.
Conclusión
Cada uno vive y aprende en el Camino lo que necesita experimentar y aprender en esa etapa de su vida, conforme a si está preparado a aceptar y lograr el desafío, en beneficio de su propio crecimiento personal y mayor disfrute de cada día, igual que en nuestras vidas.
Y termino con una frase que me aportó Francisco Rosa:
“Creí que era el Camino y en realidad era la Vida”
¡Buen Camino Peregrino!