Cáncer, estrés y yoga
Fuente: Journal of Clinical Oncology.
La reciente investigación confirma que la práctica regular de yoga reduce el estrés y aumenta la calidad de vida de las mujeres tratadas con radioterapia a causa de un cáncer de mama.
Los ejercicios físico-mentales que integra la disciplina del yoga ofrecen beneficios más allá de la mejoría del estado de fatiga que sufren las mujeres con cáncer de mama tratadas con radioterapia. «La combinación de prácticas de mente y cuerpo que forman parte del yoga tienen un enorme potencial para ayudar a las pacientes a manejar las dificultades psicosociales y físicas asociadas con el tratamiento y la vida después del cáncer», indica Lorenzo Cohen, del Centro para el Cáncer MD Anderson de la Universidad de Texas y autor principal del estudio.
Para la investigación, los experimentadores dividieron de manera aleatoria a un total de 191 mujeres con cáncer de mama en tres grupos: unas practicarían el yoga, otras se ejercitaría en simples estiramientos y las terceras no desarrollarían ninguna de ambas actividades. Las participantes de los dos primeros grupos asistieron a sesiones adaptadas durante una hora, tres días a la semana y a lo largo de seis semanas de tratamiento con radiación.
Disminución del estrés
Según observaron los investigadores, mientras los ejercicios de estiramiento mejoraban el estado de fatiga de las pacientes que los habían realizado regularmente, las que habían participado en sesiones de yoga presentaron una mejor condición para desarrollar sus actividades rutinarias, una mejoría en su estado de salud general así como en la regulación del cortisol (hormona del estrés). Asimismo mostraban una mayor disposición para afrontar la experiencia que les había supuesto la enfermedad.
La disciplina del yoga incorpora control de la respiración, meditación y técnicas de relajación. Según los autores, los resultado del estudio confirman la contribución de estas técnicas físico-mentales para ayudar a regular la hormona del estrés. Ello supone un importante beneficio, pues un nivel alto de la hormona del estrés durante el día (ritmo circadiano de cortisol) se relaciona con peores resultados en el cáncer de mama, señalan.
Superar las dificultades psíquicas y físicas
«La combinación de prácticas de mente y cuerpo que forman parte del yoga tienen un enorme potencial para ayudar a las pacientes a manejar las dificultades psicosociales y físicas asociadas con el tratamiento y la vida después del cáncer, más allá de los beneficios del estiramiento simple», detalla Cohen.
Tras completar el tratamiento de radiación, solo las mujeres que habían practicado yoga y el grupo de estiramiento notaron una reducción en la fatiga. Estos efectos perduraron al cabo de uno, tres y seis meses después de las sesiones de radioterapia. Las pacientes que asisitieron a las sesiones de yoga durante el periodo de tratamiento también informaron de mayores beneficios sobre su funcionamiento físico y la salud general, además se mostraban más capacitadas para encontrar sentido a su experiencia con el cáncer que las de las integrantes de los otros grupos. La investigación muestra que el yoga también ayuda a las pacientes después de completar el tratamiento del cáncer, afirma Cohen. «La transición de nuevo a la vida cotidiana puede ser muy estresante, pues las pacientes ya no reciben el mismo nivel de atención médica y servicios. Enseñarles una técnica de cuerpo-mente como el yoga puede hacer esa transición más fácil», agrega.
Esta investigación forma parte de una iniciativa que pretende demostrar la validez de las técnicas mente-cuerpo en pacientes con cáncer.
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Fuente: Centro para el Cáncer MD Anderson de la Universidad de Texas
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