Aprender a comunicarse
En un equipo de 6 personas había dos componentes que siempre acababan discutiendo, en una de las sesiones se produjo uno de los muchos malentendidos que eran habituales entre ellos, cuando esto ocurría el resto del equipo se bloqueaba, unos intentaban mediar y otros simplemente callaban, pero ninguno estaba produciendo en ese momento.
Escuche cada palabra que se decían y observe el lenguaje corporal de cada uno y entonces les interrumpí diciendo: «Si me permitís os voy a contar una historia y después vamos a hacer un ejercicio, cuando terminemos vosotros mismos me diréis lo que ha ocurrido hace unos minutos.»
Aprender a comunicarse
Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. «¡Qué desgracia, Mi Señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad», dijo el sabio. «¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Que le den cien latigazos!», gritó el Sultán enfurecido. Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: «¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes». Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: «¡No es posible!
La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. El segundo sabio respondió: «Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.»
¿Que frase exacta le dijiste a tu compañero? ¿Que frase utilizarias ahora?
¿ Cual fue el tono que empleaste? ¿ Y la postura corporal ?. ¿Que cambiarías?.
¿ Que fue lo que te ofendió a ti de su frase?. ¿ Que causo la necesidad de defenderte?.
Ahora vamos a repetir la conversación que teníais antes de contaros la historia del Sultán pero esta vez vais a incorporar lo que hayáis aprendido. No cambiéis el mensaje solo el envoltorio.
Así lo hicieron y esta vez la discusión fue sustituida por las risas, el resto del equipo estaba relajado y de ese debate surgió una idea muy creativa sobre como optimizar los horarios de uno de los departamentos.
Mi ultima pregunta fue:
» ¿Como podéis ahora replicar lo que habéis aprendido en las conversaciones con vuestros clientes?.» » ¿Os apetece comprobar el resultado?»