Abrazar la columna del Pórtico de la Gloria
Una antigua tradición está en peligro de desaparecer, el peregrino a Compostela desea posar su mano derecha en la columna del parteluz del Pórtico de la Gloria. A la altura de la mano y en el mismo fuste hay cinco pequeñas cavidades, gastadas por los miles de peregrinos que creen que colocando allí los cinco dedos de la mano derecha mientras oran, pueden obtener las gracias que pedían.
La tradición nos dice que el peregrino cansado de su viaje apoyaba allí su mano para descansar mientras oraba. Este pilar descansa encima del dorso de una figura barbuda acostada sobre el pecho y cuyos brazos los apoya sobre los lomos de dos leones.
Este antiguo gesto de los peregrinos está prohibido en la actualidad. Un gesto que viene de muy antiguo, y aunque se cree que el desgaste de la columna viene de tantas manos que han pasado por allí, las marcas estaban ya prefiguradas en la piedra, de modo que los peregrinos ponían la mano en algo que percibían como una huella que les espera.
Todo indica que se trata de un gesto preparado ya desde la construcción del Pórtico, para que, al hacerlo el peregrino, indique: Yo quiero pertenecer al pueblo de Dios, yo me apoyo en el árbol de Jesé».
Al igual que en los siglos antiguos, el peregrino solicita de este modo el acceso a la felicidad (sabiduría), posando su mano sobre el “Axis Mundi” el Eje del Mundo.
El peregrino anhela entrar en la ciudad celeste, transitar de peregrino a ciudadano, el fin de su viaje al extremo occidente.
Carlos Sánchez-Montaña
Arquitecto
Especialidad en arquitectura antigua