Historias de un coach. Episodio 2. Por qué, por qué, por qué
Hacía tiempo que no veía a Enma y este fin de semana quedamos para cenar. Cuando llegué, ella ya estaba allí mirando su reloj. Pensé que me iba a preguntar por qué llegaba tarde y yo ya tenía mi excusa preparada, pero empezamos a hablar de otros temas y se me olvidó la excusa. Me contó que ahora está investigando sobre movimientos sociales y quería hablar conmigo sobre el discurso y la identidad de las personas, pero al final acabamos hablando de coaching:
– ¿Por qué te hiciste coach? – dijo ella.
– ¿Quieres saber el por qué? – le respondí.
– ¿Te gustaría contármelo? – preguntó ella.
– ¿Es realmente importante para ti saberlo? – continué con el juego.
– Mmmm… ja, ja, ja
Acabamos por reírnos los dos.
– Ahora, en serio ¿Por qué te hiciste coach?
– El porqué no lo sé, fue una decisión sin más. Es algo así como jugar a las preguntas… Sabes, creo que nunca me he preguntado el «porqué», ¿y sabes por qué?
– No.
– En coaching no preguntamos «porqués», preguntamos «para qués».
– ¡Ah!
– O debería decir que tratamos de no entrar en «porqués», porque al final es complicado que no se te escape alguno.
– ¡Ah, sí!
– Sí, es difícil, porque es una pregunta muy fácil. Alguien te cuenta algo y como eres curioso, quieres saber más y preguntas por qué, pero no es bueno.
– ¡Cómo no va a ser bueno! Yo me dedico a investigar y me baso en buscar «porqués» ¿No es bueno preguntar «por qué»?
– Sí, lo es. Pero ¿para qué lo es? Un «porqué» lleva a un razonamiento, a una causa de un comportamiento, a un motivo por el que se hizo algo, a una creencia. Es decir, le da a la persona la estabilidad que necesita para justificar sus acciones y no volverse loco. Pero en un proceso de cambio, un «porqué» posiblemente nos lleve a la excusa perfecta para no hacer nada nuevo.
– ¿Cómo que a una excusa?
– Sí. Preguntar por el «porqué» a una persona hace que ella refuerce su conducta, que le de importancia a lo que hace de forma habitual. Si queremos un cambio tenemos que pensar de otra manera y por eso preguntamos «para qué».
– ¿Por qué preguntáis para qué?
– Porque queremos hablar del futuro, saber qué es lo que se busca con una acción. No es tan importante lo que ya haya pasado como lo que está por pasar. En lugar de razones, se buscan motivos. No nos interesa la historia de la persona, sino su futuro. Haces coaching para tomar decisiones y cambios, no para justificarte.
– ¿Así que tu «para qué» tiene un «por qué»?
– Sí, claro que lo tiene. En coaching no se trata de preguntar porque sí, hay pautas para hacer buenas preguntas. Como método tiene sus «porqués» y como herramienta tiene sus «para qués».
– Creo que para mí sería muy difícil.
– Créeme, para mí también. Preguntar «por qué» sigue siendo lo primero que te viene a la cabeza y lo primero que tienes que descartar.
La cena terminó a altas horas, salimos del restaurante y llovía, así que abrí el paraguas una vez más. Llevaba meses lloviendo y el paraguas se había convertido en una extensión de mi brazo. Caminamos juntos hasta el taxi y ella hizo una última reflexión: «Sabes, voy a coger el taxi para llegar antes a casa; no voy a preguntarme por qué el taxi es más rápido que yo». Me guiñó un ojo y el taxi se perdió al final de la avenida.