¿Cómo puede ayudar el coaching al emprendedor?
Hace un tiempo tuvimos la ocasión de trabajar en un proceso de Coaching con una persona que se encontraba vinculado por entonces a una Empresa. Él estaba terminando un MBA y se encontraba en un momento profesional que, aunque productivo a nivel de actividad y resultados obtenidos, no terminaba de encajar con su proyecto vital y profesional. Digamos, para entendernos, que estaba algo «atrapado» (aunque solo fuera en un cierto grado del término) en un trabajo y una actividad que no colmaba sus aspiraciones y que poco a poco se iba convirtiendo peligrosamente en un lastre adosado al devenir de su día a día.
Iniciamos el proceso de Coaching con la expectativa clara por ambas partes de conseguir una mejora en su situación. No sabíamos desde luego, ni él ni nosotros, en qué consistiría, pero desde luego teníamos la firme intención de trabajar para intentar averiguarlo y posteriormente alcanzarlo mediante las acciones que fueran pertinentes.
Se sucedieron las sesiones hasta que en una de ellas, de forma bastante evidente para la vista, el explotó. La frase que salió de su boca entonces fue: «¿Sabes que me gustaría a mí de verdad? ¿Qué me motiva? ¿Qué es lo que realmente quiero? Pues tener mi propia empresa«.
Acto seguido, no había transcurrido ni un segundo desde esta declaración, bajó su vista hacia el suelo y dijo «Bueno… pero eso no es nada más que un sueño«.
Supongo que a él le sorprendió mucho oír lo que le dijimos a continuación: «¿Y qué problema hay?» (Lo digo porque se incorporó en la silla como un resorte). Continuamos entonces: «Obviamente tu tienes un sueño, pero necesitas un objetivo. Se dice en Coaching que un objetivo es un sueño con patas (*). ¿Quieres ponerle patas a tu sueño?«
Ante su asentimiento continuamos: «Bien. ¿Con que cuentas para ello? ¿Qué tienes para materializarlo‘».
«Bueno, mi MBA acabará pronto, luego eso cuento con ello, la financiación no es problema, de hecho he preparado un business plan detallado que...»
Hicimos algo que un buen coach no debe hacer, le interrumpimos (también cometemos errores, luego pedí perdón por ello). Pero de alguna manera estábamos esperando esa contestación.
«No te pregunto por eso. Te pregunto con que cuentas de ti. Que es lo que estás tu dispuesto a poner de ti mismo. En qué grado estás comprometido con ello«. Y continuamos, «¿Conoces que puntos fuertes tienes? ¿Qué tienes que mejorar y que posibilidades de mejora puedes contemplar? ¿En que repercutirá tu decisión en tu entorno más cercano? … ¿Tienes un plan?, no me refiero a uno de marketing o de negocio, ¿Tienes un plan para ti, para saber qué pasos tienes que dar y ejecutar, que posibles caminos tienes que tomar, que pasará si alguno de los mismos falla?»
«No«, fue su contestación. «Hago esas cosas continuamente en mi empresa. Hago proyecciones de venta, planes de desarrollo de negocio, análisis DAFO. Pero nunca he hecho eso para mí«.
Comenzamos entonces a trabajar en ello con la conciencia que habíamos dado en el clavo. Hoy, esta persona puso en marcha su propia empresa, que cuenta con un futuro muy prometedor en el mercado latinoamericano de organización de congresos y eventos de management, habiendo realizado algunos de ellos con asistencia de empresas de primer nivel.
ESTO es Coaching. Así de claro podemos decirlo y estamos orgullosos de ello.
Y tu, emprendedor ¿Qué sueño tienes? ¿Quieres ponerle patas?
*): La expresión está empleada ( más o menos) por Joseph O´Connor y Andrea Lages en su libro «Coaching con PNL»