Estado emocional y envejecimiento: la culminación del camino.

Por Daniel Álvarez Lamas

Este artículo está dedicado a un aspecto muy particular del cuidado de los mayores y a una tecnología muy peculiar.

Quiero explicarles cómo la Tecnología de las Personas puede apoyar con su rigor todo intento de humanizar los últimos años de vida del ser humano. Eso sí, este ejercicio requiere en algún sentido pensar fuera de la caja en que habitualmente se sitúa el cuidado de los mayores.

Trataremos los 3 posibles protagonistas de ese último acto: la persona mayor, el cuidador/a y el personal del centro de mayores. La brevedad necesaria para esta primera aproximación no impedirá reconocer lo profundo de su posible alcance.

La Teoría del Desarrollo Adulato: Las 5 etapas socio-emocionales

Numerosas investigaciones muestran que, desde el punto de vista socio-emocional, las personas pueden llegar a recorrer 5 etapas. Particularmente, esta Teoría ha sido desarrollada por autores como Robert Kegan y Otto Laske desde los años 80.

Estas son las características en cada una de ellas:

  1.  Etapa infantil (no tratada en la investigación sobre desarrollo adulto).

  2. Instrumental.

El individuo está centrado en uno mismo, en busca de saciar las propias necesidades y deseos, por encima de la consideración de los demás y de cualquier circunstancia. Los demás se consideran desde un punto de vista instrumental en relación a ¿para qué sirve mi interacción con esta persona? El 10% de la población no supera esta etapa.

3. Subordinado a la comunidad.

La necesita como instrumento para crear la propia imagen. La persona crea “otros internalizados” (a partir de personas de su entorno) que actúan como guías de sus decisiones y comportamientos. Esta etapa es la más apropiada para la estabilidad de una sociedad tal como la entendemos y a la que la sociedad tiende a llevar y mantener a la persona.

4. Autor de sí mismo/a

Buscando fluir a partir de la propia integridad. Esta integridad se basa en la estructura de valores construida por la propia persona para superar a los “otros internalizados” característicos de la etapa 3. Los valores que en la etapa 3 se encarnaban en los otros y en la sociedad o grupo dejan paso a una percepción o vivencia personal y profunda de los propios valores. Desde ese momento, la persona se ve impulsada a seguirlos, a vivirlos con intensidad. Los valores creados por sí misma se convertirán en su guía. Solo un 25% de las personas alcanzan esta etapa.

La sociedad no invita a superar la etapa 3, que es la más propicia para mantenerla en un statu quo plenamente coordinado y equilibrado, pero las personas en etapa 4 son fundamentales para el desarrollo de la sociedad o grupo al que pertenecen. Estas personas crean nuevos desafíos para sí mismos y para los demás, crean desequilibrios que permiten la evolución en su entorno.

5. Conectado con la humanidad.

Esta última etapa supera la perspectiva individualista que se crea en la etapa de autoría de sí mismo. Este individuo está aislado en su “jaula de integridad” que supone su personal sistema de  valores. Tener un sistema de valores propio presupone que es distinto del de los demás, lo cual fue fundamental para superar la etapa 3 de “norma social”, pero es precisamente lo que se debe superar para pasar a la etapa 5, en esa continua alternancia entre YO y LOS DEMÁS.

En la etapa 5, la persona ve a los demás como contribuyentes a la propia integridad y equilibrio. Las personas en esta etapa sienten todo lo que comparten los seres humanos, se ven inmersos en la unidad que forman, la Humanidad. En sus interacciones, reconocen lo que tienen en común con cualquier otra persona como ser humano, más allá de diferencias y de condicionamientos adquiridos. La persona reconoce ahora su sistema de valores (que antes la definía y por tanto la separaba como individuo) como algo universal, los ve como aquello que es común y une a la especie humana. Se estima que solo un 10% (o menos) de las personas alcanzan esta etapa.

¿Cómo es ese efecto poderoso que puede causar una experiencia de cuidado?

Las personas realizamos todos esos cambios de etapa gracias a situaciones que nos ponen a prueba. Nuestro habitual patrón de pensamiento queda obsoleto y necesitamos de nuevas soluciones, que sólo se producen fuera de la lógica donde se crearon esos problemas, como diría Einstein.

En particular, la etapa 3 de acuerdo social se supera habitualmente cuando el comportamiento que “debería tener” una persona como obligación se convierte sencillamente en intolerable.

Entonces surgen las rupturas, la idea de la renegociación fuera del acuerdo social… O, como en el caso de muchos familiares que cuidan a sus mayores, surge una nueva motivación con un significado mucho más profundo que la obligación social que sentían hasta ese momento.

La experiencia tan tierna y humana de cuidar a alguien con una valiosa experiencia detrás, que muchas veces ha conocido a lo largo de toda su vida, y que ahora ve tan vulnerable puede ser tan desbordante como transformadora.

La misma persona que en un momento dado se siente superada por esta titánica labor, de repente encuentra inesperadas sensaciones, descubre dentro de sí sentimientos y pensamientos que nunca antes había conocido. Posiblemente muchas personas que están en esta situación u otra similar comprenden lo inescrutable de esta transformación.

Ya no estás cuidando a una persona porque se supone que debes hacerlo o por una remuneración. Esas razones ya serían insuficientes. Ahora llegas más allá de los propios supuestos límites y palpas la humanidad que se desprende de cuidar a esa persona… Esto provoca una conexión más profunda contigo mismo/a. Ahora conoces a otro nivel el significado de la solidaridad, la aportación, el ser, la grandeza, la entrega,…

Te haces más fuerte y más humano, te enfundas tus valores de una forma que nunca antes habías hecho… Y te sientes muy bien. Eres la encarnación de algo mucho más cercano a lo que quieres ser.

Este cambio se puede apoyar sistemáticamente desde el coaching. Este acercamiento a ti mismo/a se realiza con más facilidad cuando te acompañan en el proceso. Cuando un experto te apoya, las reflexiones tienen mayor alcance y son más beneficiosas.

En las investigaciones realizadas con cuidadores para unir el coaching con la Teoría del Desarrollo, los efectos de una sola sesión resultan un gran impulso a sensaciones que son difíciles de aprehender y que normalmente llevan mucho más tiempo asentar.

El coaching crea el espacio ideal para que la persona encuentre un reto en la actual situación y descubra los valores humanos personales que le impulsan hacia ese reto. De esta manera, la dificultad de la situación le acerca a lo que de verdad importa para él o ella.

Si unimos el conocimiento del camino en que muchas de estas personas están, desde la etapa de admitir los compromisos sociales a la de auto creación, la ayuda resulta mucho más poderosa.

¿Cómo llegar al Final Feliz de nuestro Camino como Seres Humanos?

Ni que decir tiene que cuando recordamos algo tan evidente como que la vida acaba con la muerte, sentimos un respingo desagradable, incluso algo así como decepción, ¿verdad?

Parecería que los últimos años de nuestra vida consisten en esperar ese final decepcionante, al que incluso cuesta mirar. En muchos aspectos, nuestra cultura y nuestra sociedad hoy reflejan esta creencia. Sólo puede ser superada cuando somos capaces de comprender el mundo desde esa etapa 5 del ser humano, la etapa de la verdadera inmersión en la conciencia universal.

Esta sensación verdadera de que no somos algo aislado, sino que pertenecemos a algo de lo que nacimos y a donde nos volvemos a integrar al morir no está al alcance de cualquiera. Intelectualmente cualquiera lo comprende, pero asumirla de forma auténtica necesita de tiempo y experiencias.

Sabemos por la Teoría de las Etapas que es preciso pasar por las etapas anteriores antes de llegar a esa sensación. Esto implica que es preciso un largo período de vida y de experiencias. Aunque la edad no es un indicador directo de alcanzar la etapa, es evidente que el motor número de personas en etapa 5 estará en las edades más adultas.

¿Por qué los viejos de la tribu no eran jóvenes? ¿Por qué la sociedad occidental ha olvidado admirar a sus mayores? ¿Cómo podemos evitar que los mayores se echen a dormir y desaprovechen el potencial de alcanzar esa cumbre? Lo que no se conoce, no se valora. Hoy en día, la valoración del conocimiento y la energía supera por goleada a la valoración de la sabiduría (y así le va a nuestra sociedad, pero esa es otra historia).

En mi opinión, aún estamos a tiempo, y la solución precisamente está en ser conscientes de lo que una persona mayor vale, de lo que puede enseñar. Apoyar ese proceso de crecimiento mental, si se quiere llamar así, al tiempo que ayudarle a encontrar formas de aplicarlo hará que sienta profundamente su motivación de legado, propia de la etapa 5 y la más poderosa que se pueda sentir.

¿Deshumanizarse o Hacer Piña?

Lo primero que toca en esta parte es manifestar la admiración por esas personas que cuidan a los mayores en los centros. Heroínas y héroes anónimos que cada día atienden con paciencia y dedicación a muchas personas. Difícilmente podremos reconocer la labor ímproba del personal de los centros de cuidar, atender, limpiar, mover, medicar, dar de comer, etc. a tantas personas con las limitaciones de tiempo y, muchas veces, de recursos que tienen.

Qué difícil es dedicar tu atención a personas que sufren sin poder detenerte todo lo que tu deseo de ayudar te pide. Qué duro es ver fallecer habitualmente personas que durante mucho tiempo ha cuidado.

El trabajo es más que un trabajo. Como persona estás expuesto/a a sentimientos que fuera del trabajo te embargarían,… pero que como profesional no puedes permitir que te obstaculicen ¿Qué hacer?

La respuesta en muchas ocasiones es hacerse inmune a esos sentimientos. Puedes escuchar “No puedes estar todo el día queriendo contentar a todos, no hay quien lo resista”. Si a esto le unimos la costumbre de ver estos padecimientos, no puede extrañar que en muchos casos el profesional tienda a reducir sus sentimientos humanitarios.

¿Cómo fortalecer a este colectivo? ¿Cómo reducir sus riesgos socio-laborales? ¿Cómo ayudar a que puedan atender con su mejor versión en esas condiciones?

En nuestro trabajo con centros de mayores, hemos descubierto que no es el coaching individual la solución ideal, sino el coaching de equipos.

Por ejemplo, el equipo de auxiliares en particular puede conseguir, por un lado, coordinarse para hacer más fluido su intenso trabajo y, por otro, crear el clima de equipo que les permite darse continuamente el apoyo emocional que necesitan. Sentirse dentro de una piña les permitirá encontrar siempre a alguien que le inspire para dar lo mejor de sí misma/o desde un sentimiento de orgullo de equipo.

Es particularmente importante el facilitar que personas de los diferentes equipos (clínico, camareras, cocina,…) busquen sus propias mejores soluciones en la coordinación de tareas. Ellos/as mejor que nadie las conocen y el resultado tiene una legitimidad que hace que todos las sigan con total convicción.

Una etapa de la vida que todos queramos alcanzar

La propuesta es que aplicar la Tecnología de las Personas desde los diferentes puntos. Es una perspectiva nueva con que perseguir los mismos resultados. Lo único que se necesita es una nueva mirada con ojos inocentes.

Pensar hoy en envejecer y en la etapa final de nuestra vida no motiva ¿no es eso razón suficiente para un cambio de perspectiva?

Conseguir que nuestros mayores se sientan importantes y consigan culminar su vida con una etapa final en que conseguir sentirse y aportar de una forma distinta y plena nos permitirá dar sentido al camino de cada uno. Saber donde confluirá ese camino y sentir que merece la pena llegar allí hará que vivamos también hoy de forma más plena.

 

Por Daniel Álvarez Lamas

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