(IV) FUNDACIÓN VICENTE FERRER: 10 cosas que aprendí en mi viaje a India.

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“El mundo se crea, lo creas en cada conversación, en cada contacto con otro ser humano”

 

Por Iván Ojanguren

 

EL COMIENZO DE TODO

Todo comenzó con una llamada de mi querido Daniel Álvarez. Daniel es además de un gran profesional del mundo del coaching y del desarrollo personal, un gran mentor y mejor amigo.

Daniel había estado en las oficinas de la Fundación Vicente Ferrer (Anantapur, India) en primavera del año 2018 y tras hablar con Anna Ferrer (viuda de Vicente Ferrer) le propuso hacer un trabajo sistémico en la organización.

¿Sistémico? ¿Qué es eso?

Te explico: una acción se considera sistémica cuando impacta en el eje vertebral de aquello en lo que actúas, en este caso en la junta directiva de organización de más de 2.500 trabajadores. Este tipo de actuaciones tienen el potencial de afectar a todo el sistema (y no solo a la parte sobre la que actúas) debido a que interviene en los actores clave del sistema que tienen la capacidad propagar dichos cambios.

Después de explicarme el proyecto, Daniel me preguntó: “¿Quieres venir y ayudar a esta maravillosa organización? Eso sí, no nos pagarán nada. Tan solo la manutención, transportes y seguro de viaje”.

Además, Daniel iba a juntar al equipo otros 5 grandes profesionales, incluyendo a Lama Dondrub (este último formará parte de mi tercer libro “La extraordinaria vida de la gente corriente”).

Ni me lo pensé. “¡Sí, claro!”.

Yo, Daniel Álvarez, Andrea Caride y Lama Dondrub.

 

Lo cierto es que soy de los que piensa que el mundo necesita más personas dispuestas a “dar” antes que “recibir”; qué mejor marco para hacerlo que con la Fundación Vicente Ferrer y en el terreno profesional donde más siento que puedo aportar a los demás: el coaching y desarrollo personal.

En realidad, como te contaré más adelante, “dar” no es en realidad más que otra forma de “recibir”; y es que cuando entregas de forma sincera y desinteresada el premio surge por el mero hecho de marcar la diferencia allí donde sientes que eres necesario.

En nuestro caso actuamos sobre 85 directivos donde 25 de ellos eran parte la segunda línea directiva (es decir, por encima de ellos solo estaban Anna Ferrer y su equipo).

¿Quién puede en su sano juicio negarse a vivir esta aventura? Yo, desde luego, no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad.

¿DE QUÉ DEMONIOS VA ESTO DE VIVIR?

¿Sabes? Un descubrí que en realidad lo que me voy a llevar a la tumba es lo que vivo en mi día a día.

Así, desde ese día, amigos, solo vivo lo que me quiero llevar.

Cada día tengo más claro que nacemos con las manos vacías y nos vamos con ellas igual de vacías. En realidad no poseemos nada; “poseer” cosas es tan solo una ilusión.

Decía un sabio: “Cuídate de pensar que posees cosas pues cuando eso sucede, son en realidad las cosas las que te poseen a ti”. Así, tan solo tenemos control de una cosa: cómo vivimos cada instante y qué sentido le damos a nuestros pensamientos y nuestras acciones.

Lo bueno de vivir desde esta convicción vital es que la vida es un sinfín de oportunidades para aprender y sentirte verdaderamente vivo. Así, te presento mis 10 aprendizajes de esta experiencia.

Sigue conmigo.

1# El tercer mundo no necesariamente siente envidia del primer mundo

Europe is in big trouble. Esto es lo que me decía el gerente de los 3 hospitales de la Fundación en Anantapur hablando en una cena informal sobre el estado del mundo en general y de India y Europa en particular.

Para que te hagas una idea, esta persona pasó de vivir en la más absoluta pobreza (de niño su familia iba a buscar comida que tiraban los hoteles de lujo), a llevar una vida más que digna en tan solo una generación.

En India muchos aspiran a vivir mejor, ¡claro! ¿Quién no? Mi sensación hablando con ellos es que sienten que tienen un marco de desarrollo claro en el que ir mejorando sus vidas  y desarrollándose como país.

Hay personas en India que no quieren vivir en Europa (u otra zona primermundista).¿Por qué? Hay cosas que no les cuadra. No les cuadra que levantemos muros. No les cuadra que vean gente sufriendo a escasos metros de su frontera y digan: “Eres menos persona por el mero hecho de haber nacido al otro lado de esta frontera”.

I feel lucky to live in India, concluyó este directivo.

Profesionales de sanidad tras concluir la sesiones de coaching de equipos.

 

2# Todos  somos lo mismo

He vivido 3 años en Bahréin y tras esta última experiencia en India trabajando con personas hindúes he re-confirmado algo: todos somos lo mismo.

Tendríais que haber visto cómo se reían y lo bien que se lo pasaban en los ejercicios/juegos que les proponíamos para darse cuenta de cómo funcionan los equipos de alto rendimiento en las organizaciones… Su risa, amigos, es la misma que en Europa o en Oriente Medio.

Lo mismo me sucedió en la sesiones individuales: no noté nada diferente de otras sesiones que he tenido con personas de otras culturas.

¿Por qué? Debajo de la capa cultural de cada persona hay un ser humano igual que tú, igual que yo. Hay una persona que quiere conectar, que busca lo mejor para ella misma y para el mundo.

Debajo de los condicionamientos vinculados a tu lugar de nacimiento o tu cultura, todos buscamos los mismo. Todos somos lo mismo.

Con la dentista del hospital tras una sesión de coaching individual.

 

3# No conoces tus límites hasta que los pones a prueba

-¿Con cuántas sesiones individuales diarias te sentirías cómodo, Iván? – Me preguntó Daniel, nuestro líder en esta experiencia

– Teniendo en cuenta que haremos las sesiones en inglés y que no es mi lengua materna, tal vez estaría bien no pasar de 3 sesiones, para garantizar un buen nivel de atención y resultados del coaching – contesté.

… Y acabé teniendo días de mínimo 4 sesiones y un par de días tuve hasta 6 sesiones en una sola jornada.

Nunca creí que podría tener 6 sesiones en un día y menos en otro idioma diferente al castellano. El caso es que me resultó, contra todo pronóstico, sencillo. 

En este viaje aprendí algo revelador: yo mismo me he puesto límites acerca de lo que puedo o no puedo hacer… Y la mayoría de esos límites son tan solo ideas en mi cabeza.

Así, antes de este viaje tenía mi cabeza llena de las cosas “posibles” y las “imposibles”. Lo he mandado todo al carajo.

Aquí con el Trabajador Social del hospital  tras una sesión individual de coaching.

 

4# Asumir retos es FUNDAMENTAL para el crecimiento profesional

Apretar el acelerador en tu vida profesional durante unos días es algo maravilloso; por apretar el acelerador me refiero a hacer el doble o el triple de lo que estás acostumbrado en el mismo periodo de tiempo. ¿Por qué?

  • Aprendes nuevas formas de hacer lo mismo y en menos tiempo.
  • Aprendes a conocer tu cuerpo y hacer que funcione de forma eficiente en situaciones exigentes/límite.
  • Cuando vuelves a tu ritmo habitual de trabajo, todo te parece facilísimo.
  • Con los tres puntos anteriores, revisas tus procesos para poder aportar aún más en tu día a día.

¿Quieres darle nuevas ideas y enfoques a lo que haces a nivel profesional? Embárcate en alguna locura; cuanto más “imposible”, mejor. Más sacarás en claro.

El equipo MARAVILLOSO que nos desplazábamos a los hospitales para las sesiones de coaching individual: Yo, Zoubi y Terry.

 

5# En solitario caminas 100 metros; acompañado, 100 Kilómetros

Sobre un total de 85 directivos de la Fundación Viciente Ferrer tuvimos 9 sesiones de coaching de equipos (8 horas cada sesion grupal)  y unos 120 horas de coaching individual.

¿Crees que estas cifras son asumibles por un solo individuo? Ni de broma. Tuvimos que ir un equipo de 7 profesionales.

Además: el impacto que tuvimos al trabajar en paralelo con diferentes personas fue alucinante; podíamos ir solapando o intercalando diferentes intervenciones en las personas que estábamos ayudando.

Y no solo eso: de algún modo sentí que a medida que pasaban los días mejor nos compenetrábamos, de modo que cada día nos veíamos más capaces que el día anterior, adelantándonos a situaciones o resolviendo de forma autónoma problemas que afectan al grupo.

Es como si hubiese una fuerza, un campo, que solo se crea cuando trabajas en equipo. Las ideas, las soluciones y el espíritu de aprendizaje se multiplican. Jamás he tenido esta sensación trabajando solo.

¿Quieres llegar lejos? Alíate con personas afines y salid ahí fuera para hacer algo que merezca la pena.

¡El equipo casi al completo! Yo, Lama Dondrub, Susana Magdaleno, Terry McLean, Zoubeida Foughali y Andrea Caride.

 

6# Existen dos formas diferentes de VIAJAR

Viajar es uno de los métodos más potentes de crecimiento personal. De hecho, siempre lo he utilizado para este fin.

Así, una posible manera (legítima) de plantearte un viaje es haciéndote estas preguntas: ¿qué quiero sacar en claro de esta experiencia? ¿Cómo me puede aportar esta aventura? Puede ser aprender, relajarte, conocer, desconectar, etc.

Pero, escucha, existe otra manera de viajar. La he descubierto en este viaje a India.

La segunda manera de viajar es poniendo ese pensamiento anterior del revés: en lugar de poner el foco en ti, colócalo fuera y pregúntate: ¿cómo voy a aportar al mundo en este viaje? ¿Qué van a sacar en claro las personas con las que viajo gracias a mí? ¿Quién más se va a beneficiar de esta experiencia?

Contesta a estas preguntas antes de hacer tu próximo viaje y alucinarás.

Antes de montarme en moto para ir a por mi tarjeta SIM local

Personalmente planteé este viaje como algo puramente profesional y al final me vi compartiendo conversaciones profundas con mis compañeros de equipo y también con gente local; hablé largo y tendido con médicos españoles que trabajaban en la zona y me eché unas risas con conductores de tuc-tuc… ¡Hasta me invitó a cenar a su casa el vendedor de leche y tarjetas SIM (de dudosa procedencia)!

Probé comida de todo tipo en ¿restaurantes? locales donde también bebí cerveza de contrabando. Me duché con cubo y jarra. Tuve la famosa (aunque leve) diarrea del viajero. Ví cómo en la planta de pediatría las madres y niños ponen mantas en el suelo y duermen todos juntos (es como duermen en las aldeas). Conocí lugares que de otro modo nadie conocería (salvo que vayas a hacer una trabajo profesional a esa zona). Dime, ¿quién demonios en su sano juicio querría ir a KalyandurgKanekal o Bathalapalli? Pues… Ahí he estado yo.

En Kalyandurg comiendo con los médicos Nuria y Joaquín (Pediatras) e Idoya (Medicina Interna)

 

Planta de Pediatría en el hospital de Kalyandurg

 

Yo con el “tercer ojo” pintado tras una visita a uno de los centros para mujeres de la Fundación Vicente Ferrer

 

Es decir, mi condición de “profesional” no solo no impidió que hiciese lo que se supone que uno hace cuando viaja, sino que multiplicó por 1.000 las experiencias así como la cantidad y la calidad de los contactos con las personas de la zona… Amén de estar en lugares únicos a los que nadie se plantearía ir.

Si quieres de verdad vivir una experiencia reveladora en tu próximo viaje prueba a poner el foco fuera. La experiencia vital se multiplicará.

Eh! Al menos había agua caliente 🙂

 

7# “Dar” es otra forma de “recibir”.

Lo comentaba al principio de este post: dar y recibir son en realidad la misma cosa.

Estando a 9.000Km en línea recta de mi casa me sentí afortunado; me sentí agradecido por tener la oportunidad de aportar un valor único a unas personas que estaban recogiendo cada intervención del equipo como un regalo caído del cielo.

En realidad “dar” es una pasada. No solo aportas “dando”, sino que además sienta de maravilla.

Yo en acción durante una sesión de coaching de equipos

 

Ese es el truco: sabes que estás siendo generoso porque entregas disfrutando y te sientes agradecido por ello.

 

8# Tal vez no puedas cambiar el mundo… Pero sí puedes forzarlo a que cambie.

Soy muy poco fan de cambiar el mundo. Claro: ¿quién soy yo para cambiar el mundo?

¿Quién soy yo para imponer a otros la manera de comportarse, de vivir, de entender la vida o de establecer prioridades?

Soy más partidario de comenzar a vivir en ti mismo lo que quieres ver en los demás; así si luego son muchos los que se comportan de un modo determinado pueden FORZAR al mundo de manera natural a cambiar.

Sin embargo, eso no significa que no puedas iniciar acciones para mejorar objetivamente la vida de los demás.

Trabajando con los trabajadores de la Fundación Vicente Ferrer te das cuenta de que existe otra manera de entender el “trabajo”.

Aquí Zoubi, Terry y yo junto con Hari: el alma libre que nos ayudó a organizar todas las sesiones individuales con médicos, enfermeros y junta directiva de los hospitales.

 

Existen personas y organizaciones ahí fuera con el propósito firme de mejorar la vida de la gente. Organizaciones cuya prioridad es aportar el máximo valor a las personas que más lo necesitan.

Hay muchos pesimistas con el género humano. Los comprendo; no les faltan razones para serlo. Ahora bien: los grandes pesimistas son los que no hacen nada para dejar un mundo mejor que como lo encuentran, respaldándose en su propio pesimismo y obviando así su parte de responsabilidad para con el devenir de la Humanidad.

Hay un refrán que reza: “Cuídate de los pesimistas, pues encontrarán un problema para cada solución”.

En este viaje he comprendido el valor de las cosas pequeñas. He entendido que cada buena acción cuenta y tiene recorrido.

He comprobado que muchas cosas pequeñas acaban creando algo grandioso.

 

9# El futuro será de TODOS… o no será de NADIE

Tu bienestar a largo plazo pasa por crear un mundo en el que todos quepamos. El mundo no podrá soportar durante mucho más tiempo situaciones de desequilibrio tan brutales como las que existen hoy en día.

Como dice Jordi Pigem en su libro “Buena crisis”, la sociedad del futuro será postmaterialista… o no será. Viendo situaciones de pobreza en India uno es consciente del privilegio brutal que supone haber nacido en el lado rico del barco.

Pero ese privilegio también significa responsabilidad. Responsabilidad por tener la posibilidad de ayudar a crear un futuro más equilibrado

Recuerda que estamos todos en el mismo barco.

Frase pintada en uno de los muros de las oficinas centrales de la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur

 

¿La buena noticia? La Humanidad tiene la capacidad y los medios para que a todos nos vaya bien; el único camino es es lograr ese equilibrio mundial.

Si consideras esto último una utopía es irrelevante: nuestros nietos solo morirán de viejos si lo conseguimos.

 

10# HAY ESPERANZA

“Una sociedad justa en todos los lugares donde llegue la Fundación”. Este fue el objetivo que se plantearon los directivos de la Fundación Vicente Ferrer para los siguientes 50 años.

Vicente Ferrer llegó a Anantapur hace 50 años con una mano delante, otra detrás y muchísima ilusión. Ilusión por sacar a la población de la extrema pobreza  y de erradicar la discriminación por casta o género.

50 años más tarde son una organización de 2.500 trabajadores y dan cobertura en diferentes ámbitos a 14 millones de personas. No es una cuestión de si se puede o de si no se puede: es una cuestión de buscar el comienzo, ser prácticos y andar el camino. El resto llega.

Los máximos responsables de la Fundación Vicente Ferrer tras la sesión de coaching de equipos.

 

¡Eh! No tienes que ser Vicente Ferrer. No tienes que cambiar una región de India. ¡Qué va!

No se trata de que te eches en tu espalda “cambiar el mundo”. No.

El mundo no se “cambia”.

El mundo SE CREA. Lo creas en cada conversación, en cada contacto con otro ser humano.

Lo creas cuando te levantas por la mañana y das los buenos días a tu pareja.

Lo creas cuando das las gracias al camarero que te sirve el café.

Lo creas cuando agradeces una ducha con presión (créeme, la echas de menos cuando no la tienes).

Lo creas cuando buscas tu propio beneficio a la par que el beneficio de los demás.

No es “o tú o los demás”.

No es una cosa o la otra. Qué va.

Son las dos.

Feliz vida.

Tarta con la que nos obsequiaron en la última sesión de coaching de equipos… ¡Estabamos encantados!

 

 

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Showing 2 comments
  • Estefanía
    Responder

    ¡Me ha encantado el artículo! ¡Enhorabuena!

  • Marta Noya
    Responder

    Muchísimas gracias por este artículo!
    Una experiencia, sin duda, muy poderosa y enriquecedora.
    Desde siempre, he admirado a la Fundación Vicente Ferrer.
    Que buenos aprendizajes, Iván

    Marta N.

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